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Leyla Bouzid • Directora

Entrevista

VENECIA 2015: La ópera prima de la directora tunecina Leyla Bouzid, la coproducción entre Francia, Túnez y Bélgica As I Open My Eyes, compite en los Venice Days

mp4 (800x450) [21 MB]

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(En francés)

El primer largometraje de la joven tunecina Leyla Bouzid, que se formó en la escuela de cine Fémis, consiste en una coproducción franco-belga-tunecina titulada As I Open My Eyes [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Leyla Bouzid
ficha de la película
]
, cuya heroína es una joven que manifiesta su rebelión a través de la música, seis meses antes de la Primavera Árabe. La película ha competido en los Venice Days. 

Túnez, verano del año 2010
El filme se desarrolla durante el verano de 2010 y es cierto que cuando la revolución tunecina tuvo lugar en 2011 todo el mundo quería grabar en la calle, realizar documentales, hablar de la revolución y yo, enseguida, me dije: “por fin se va a poder volver a la época de Ben Ali y hablar del Estado policial, del sofocante ambiente que existía para los jóvenes y los menos jóvenes, el ambiente de paranoia”. Es verdad que en Túnez se vivía cada cosa como una capa de plomo, nos sentíamos oprimidos y no nos atrevíamos a hablar de política, a escapar. Yo pensaba que ese ambiente era muy importante. En cuanto bullía algo en el verano 2010, sentíamos que ya habíamos tenido suficiente de lo que había pasado y que podría pasar algo, en todo caso que eso iba a acabar y por ello yo creía que era muy importante hablar de ese ambiente y sobre todo del Estado policial, el Estado de vigilancia de Túnez del que se conoce tan poco cuando uno está de paso. 

La heroína, Farah
Farah, una joven tunecina de 18 años, es libre, impulsiva, tiene ganas de vivir su vida de verdad, libremente, canta, de algún modo es una artista y está en proceso de forjarse. Se trata del momento en el que descubre la vida, el amor, comienza a salir, su grupo de música empieza a dar conciertos y es alguien con apetito por la vida, como pasa a la edad de 18 años, y que se enfrenta a un montón de cosas que, de hecho, no esperaba. 

El novio de Farah
Me resultaba interesante que los personajes jóvenes sean a la vez modernos y posean una tradición que los bloquee: se debaten entre la tradición y la modernidad. Así pues, Borhène es un artista, es moderno, de mente abierta, pero no puede evitar ser celoso, un poco macho y creo que todos los personajes de la película no son ni negros ni blancos, son un poco grises, ambivalentes. Los personajes del género policíaco están enamorados, son hombres enamorados, Borhène está enamorado, pero también puede ser un poco cerrado y considero que ese es un retrato mucho más realista de la sociedad tunecina porque no existe una modernidad absoluta, una apertura de mente absoluta ni tampoco hay ya un conservadurismo absoluto. Borhène es la clara imagen de ello, de esa ambigüedad que existe en casa de muchos hombres tunecinos. 

Farah y su madre
La película aborda la temática de la transmisión y la evolución del personaje de la madre. Comienza con una madre un poco dura y poco a poco se aprende a conocerla y se comprenden las razones y ella misma, a medida que avanza el filme, también va a entender lo que era y en lo que se ha convertido y tomará conciencia de su pasado y, por lo tanto, de que ha evolucionado hasta el punto de que ya no se dice que sea cerrada. A su vez, poco a poco se comprende que ella ha sido otra persona y las razones por las que ha abandonado. El largometraje habla de la juventud tunecina, pero también de una generación que ha abandonado y que, finalmente, por el contacto con la juventud, ha podido recuperar parte de la creencia que tenía cuando era joven. 

Las canciones de la película
La música aparece muy pronto en el argumento y todas las canciones poseían una función dramatúrgica en el guion y, por tanto, cada una de ellas debía provocar una sensación concreta, un estado de mente concreto. Había canciones ligeras y canciones más melancólicas. Cada canción poseía un color. He trabajado con un escritor tunecino, que ha escrito en la lengua del dialecto tunecino, que se llama Ghassen Amami y ha compuesto alguna canción antes. Ha escrito para la película y para el momento en el que aparecen las canciones. Además, he trabajado con un músico iraquí que se llama Khyam Allami, quien ha trabajado a partir de los textos, del grupo de música, porque la cantante y actriz principal no es cantante profesional y, por ello, ha trabajado con su voz, con ella, con los textos para componer música a la vez acústica y rock alternativo, con los textos que había y con el sentimiento que yo quería que hubiese en cada uno de los momentos en los que aparece la música en la película. Componer la banda sonora para la película y constituir un grupo de música ha sido un gran trabajo y un enorme desafío. Todas las sesiones que hemos grabado son sesiones en vivo en las que tocaban de verdad, cantaban en directo durante el rodaje, así que también ha sido bastante apasionante.

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