21/01/2008

Hace un siglo, la capital del cine italiano se encontraba en Turín. Pero esta ciudad, situada al pie de los Alpes, no vive de su pasado y prueba de ello son los nuevos e ingentes fondos para el cine que están llegando. Desde un punto de vista más general, toda el área del Piamonte está demostrando una gran vitalidad, sobre todo gracias a la labor de la Film Commission Torino Piemonte.

Durante el 2007, bajo la dirección de Steve della Casa, la Film Commission ha financiado, a parte de varios telefilmes, documentales y publicidad televisiva, 17 largometrajes para el cine. Algunos ya han sido estrenados a finales de año, como es el caso de 2061 [+lee también:
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ficha de la película] de Carlo Vanzina o L’abbuffata [+lee también:
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ficha de la película] de Mimmo Calopresti, cuya post-producción ha sido completada en Piamonte, a pesar de haber sido rodada a caballo entre Roma y Calabria. Sin embargo, la gran mayoría espera aún su turno para llegar a los cines. La primera ha sidoSignorinaeffe [+lee también:
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ficha de la película] de Wilma Labate, estrenada el pasado viernes, que será seguida esta semana por Hotel Meina de Carlo Lizzani).

Asimismo, ya están fijados para los próximos meses los estrenos de algunas de las películas más esperadas de la temporada, como es el caso de I demoni di San Pietroburgo [+lee también:
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ficha de la película] de Giuliano Montaldo, Sangue pazzo [+lee también:
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ficha de la película] de Marco Tullio Giordana e Il Divo de Paolo Sorrentino, todas ellas rodadas en Piamonte. Lo que resulta innegable es el éxito desde el punto de vista económico, ya que durante el 2007 las productoras han invertido en la región 31 millones de euros, un 14% más del año anterior.

Mientras tanto, sigue el rodaje del segundo trabajo de Francesco Munzi, titulado La notte (producido por la BiancaFilm, de Donatella Botti), en el cual el autor de Saimir [+lee también:
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ficha de la película] explora la doble identidad de Turín, ciudad burguesa y a la vez tierra prometida para un nuevo proletariado compuesto sobre todo de inmigrantes. En febrero, también con la producción de Bianca Film, comienza el rodaje de L’uomo che ama, de Maria Sole Tognazzi, una historia coral que reúne un reparto de estrellas no sólo italianas, como Monica Bellucci o Marisa Paredes. Tras rodar en Trieste su anterior trabajo, Amori, bugie e calcetto, con el apoyo de la Friuli Venezia Giulia Film Commission, Luca Lucini ha elegido Turín para Le avventure semiserie di un ragazzo padre, producida por Cattleya.

Más tétricas serán las atmósferas de dos películas de terror: Imago mortis, de Stefano Bessoni, "cuento gótico poblado de terribles espectros", co-producida por Italia, España y Irlanda, protagonizada por el joven Alberto Amarilla (Mar adentro [+lee también:
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ficha de la película]); e Il demone dentro, de Federico Lagna, producida por la Minerva de Gianluca Curti en colaboración con Libero De Rienzo, que actúa en ella acompañado de un buen número de debutantes.

No menos escalofríos provoca la Turín del legendario Dario Argento, que en esta ciudad ha ambientado algunos de sus clásicos y que en febrero vuelve para rodar su nuevo trabajo, Giallo, con un reparto excepcional (Ray Liotta, Vincent Gallo y Asia Argento). El título no tiene que ser confundido con el casi homónimo Giallo?, que Antonio Capuano empezará en enero con la producción de Home films.

Sin embargo, las más esperadas por los cinéfilos (y los festivales) son dos películas históricas, producidas respectivamente por Offside y Palomar: Vincere de Marco Bellocchio, sobre el hijo secreto de Mussolini, y Noi credevamo, epopeya sobre la unificación italiana, dirigida por Mario Martone, director del Teatro Estable de Turín, con un guión de Giancarlo De Cataldo.

(Traducción del italiano)