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CANNES 2006 Competición / Francia

Flandres : Lo (in)humano y la guerra

por 

Victoria ayer por la noche por KO del cineasta francés Bruno Dumont que dejó a la prensa pensativa después de la proyección de Flandres [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, su nuevo opus radical presentado en competición oficial. Triplemente premiado en el 1999 con L’Humanité, el realizador volvió a los lugares de rodaje (su ciudad natal de Bailleul, en el norte de Francia) y al método (actores no profesionales) que hizo su éxito. Un come-back completamente triunfante sobre el tema del impacto de la guerra en existencias humanas próximas a la naturaleza (animal y vegetal). Centrado en el personaje de André, un joven agricultor masivo y lacónico destinado a servir su país en un conflicto que se desarrolla en un desierto alejado, la película empieza por un retrato muy fiel de la vida en la campaña (ritmo lento, labranzas, tardes de cerveza en el bar o alrededor de un fuego...). Una primera parte rodada con una potente maestría, alternado grandes planos, explorando las menores inflexiones de las caras y elementos de la naturaleza (la tierra, los árboles...), y de los planos amplios muy bellos de los prados desnudos y llanos de Flandes en otoño. Y como siempre en Dumont, una sexualidad animal reina entre André y Barbe, una bonita ninfómana local.

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Viene a continuación el tiempo de la guerra en tierra árabe, en paisajes estupefacientes de desierto mineral rodeado de montañas, un universo de hombres con el cráneo afeitado, trifulcas y diálogos brutales. Patrullas en emboscadas, la muerte, el miedo y la supervivencia se imponen, tratadas secamente y sin ostentación, arrastrando a los soldados al odio, al asesinato (de niños, en particular), a la violación, la cobardía y la traición. Un espiral infernal de venganza ciega de la que André saldrá vivo cruzando la puerta de la crueldad y excesivamente cargado del peso de los horrores vistos y cometidos. De vuelta al pueblo el verano siguiente y encontrando a Barbe, que se ha convertido en una especie de Ophélie alterada y médium, versará lágrimas de remordimiento y una letanía final de "te quiero" al gusto de sangre y pesadillas. Una exploración de los deseos violentos y complejos de lo humano llevado muy bien por Bruno Dumont gracia a una puesta en escena muy lograda (que debe compararse a Full Metal Jacket de Kubrick) en el estilo crudo y eminentemente original (encuadre, trabajo sobre los sonidos...) que distingue al cineasta francés de todos sus contemporáneos.

Producido por Jean Bréhat y Rachid Bouchareb para 3B Productions, Flandres ha costado 2,12 millones de euros que incluyen 400 000 euros de Arte France Cinéma, 450 000 de adelanto sobre ingresos del CNC y 200 000 euros de la región Nord-Pas-de-Calais, Films Distribution que dirigen las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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