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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Song of Songs

por 

- La austeridad y el intimismo de la película de Josh Appignanesi, ubicada en la comunidad judía ortodoxa de Londres, es más un ocasión para Natalie Press intentar otros registros

Ex-alumno de la Universidad de Cambridge, donde estudió antropología, Josh Appignanesi realizó seis cortometrajes, entre ellas Nine ½Minutes - con el actor de teatro Olivier David Tenant (Doctor Who) - que se estrenó en 2003 en el Festival de Edimburgo y que ganó un segundo puesto en el BBC Filmmaker Talent Award de la BBC3. Presentado en el Festival de Edimburgo del año pasado, Song of Songs [+lee también:
entrevista: Gayle Griffiths
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ganó un "Special Commendation" para el premio Michael Powell Award a la mejor opera prima británica. Después, fue seleccionada a la competición oficial de Rótterdam y Sofia de este año. Aclamada por los críticos como una "nueva voz, distinta y audaz, del cine británico”, Song of Songs [+lee también:
entrevista: Gayle Griffiths
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de Appignanesi es una obra de autor 'à la française', realizada intencionalmente con limitaciones financieras y técnicas que permitan gran libertad según la estructura definida. El director estaba fascinado con la complejidad de la mente humana y los comportamientos demacrados de Sacrificio de Tarkovsky, admitiendo inspiraciones Bergmanescas. Para él, sus primeras tentativas en dirigir un largometraje también tenían que ser desafiantes en su contenido. Eligió explorar la trasgresión humana en el contexto religioso de la comunidad judía ortodoxa de Londres. Devotamente religiosa y soltera, Ruth (Nathalie Press) vuelve a Israel para cuidar a su madre que está muriendo. Se pone en el lugar de su madre, leyendo pasajes de la Biblia en hebreo, intentando emular la fuerte creencia religiosa de su madre. Su madre le pide que le traiga a la memoria a su alejado hermano, un profesor de literatura inglesa que se ha distanciado de si mismo, de su pasado religioso. Inmediatamente, los hermanos que no se han visto entre ellos en tres años, reanudan sus relaciones intensas y problemáticas de deseo sexual, represión y rivalidad familiar. David está de acuerdo en volver a casa pero con sus condiciones, ocultándose de su madre en su habitación de infancia del piso de arriba. Allí, David que ve a su hermana como a una esclava de la religión, le enseña un juego sadomasoquista –algunas veces violento, similar en muchos modos al juego sexual que tienen Isabelle Huppert y Benoit Magimel en La pianista [+lee también:
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de Michael Haneke pero con devoción a la música no a la religión.

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Magníficamente interpretada por Natalie Press (aún no famosa tras My Summer of Love [+lee también:
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entrevista: Jean-Paul Rougier
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) y Joel Chalfen, que previamente había trabajado con el director en algunos cortos, la película es irresistible e intrigante. Se dice poco durante toda la película, a parte de cuando David se cuestiona, rebelde, la tradición popular judía, el fanatismo religioso como un todo o cuando el y Ruth usan citas de la Biblia para interpretar su juego. Pero la tensión aumenta y la sensación de claustrofobia emana de las frustraciones más intimas de los personajes y la procedencia religiosa son magistralmente vertidas en la película, realzada por el uso de planos de cámara en hombro y de colores negros, grises y verde oscuro. La película es un logro artístico con un estilo desafiante y un contenido que ha propulsado a Appignanesi entre los nombres a los que ver en el Reino Unido.

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