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PELÍCULAS / CRÍTICAS

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- Evidentemente, tenía que atraer la atención una película sobre los ultimos días de Hitler en una Alemania en ruinas bajo los bombardeos, donde seguían funcionando los campos de concentración

Evidentemente, tenía que atraer la atención una película sobre los ultimos días de Hitler en una Alemania en ruinas bajo los bombardeos, donde seguían funcionando los campos de concentración a pleno rendimiento. Al origen del éxito de la película, está por una parte la necesidad de volcarse sobre la historia, y por otra parte la necesidad de entender cómo una nación entera pudo caer bajo el yugo de la violencia nazi.
Para intentar entender, para enseñar lo in-enseñable, Oliver Hirschbiegel se encierra en el búnker en él que Hitler se escondió y pasó sus últimos días; el director se inspiró para ello en una obra del historiador Joachim Fest. Sigue cada movimiento del dictador con una precisión de documental, para subrayar sus lados humanos, y todo está interpredado con maestría por Bruno Ganz. La película enseña el temblor parkinsoniano de Hitler, sus bigotes, su amor por los perros, el respeto y la deferencia incluso de los que sabían todo, el candor de los que sin duda no sabían nada de los campos de concentración pero tendrían que haber sospechado de los delirios antisémitas, los autos de fe, las decapitaciones de Sophie Scholl y de los suyos, tendrían que haberse dado cuenta de lo que era en realidad la ideología nazi y el sentido de esa guerra. Es un diario íntimo , como lo llamó el periódico alemán Die Zeit, "un tipo de Big Brother, con muchas imágenes y poco contenido".

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Esta película ha hecho hablar mucho de ella. Wim Wenders, por ejemplo, la acusó de hacer de Hitler un personaje inofensivo. Ian Buruma (más marcado por sus propias expectativas que por las imágenes de la pelicula) ha visto en este trabajo no tanto una película sobre el Führer como "sobre la capacidad de un pueblo de adorar y seguir los caprichos de un ídolo, por muy abyecto que sea".
Que Hitler haya sido ante todo un hombre, que haya tenido que comer, beber, morir, como cada uno de nosotros, nadie lo duda. Pero Hirschbiegel no parece tener en cuenta sus ideas (y no sólo sus teorías antisemítas). Como lo dijo el presidente de la Comunidad de los Judíos de Italia, Amos Luzzatto: "Un gran número de gente teme que ‘ver’ a Hitler como un hombre normal pueda despertar ‘empatía’ hacia él".Personalmente, no lo creo, pero tampoco creo que una historia colectiva tan importante y compleja pueda resumirse a un solo personaje (...) En el caso de Hitler,pienso que se debería hablar de él como una consecuencia de circunstancias históricas, el fruto del desarrollo de una cultura específica marcada por la violencia y la voluntad de dominación".
En otra palabras, no se puede pensar que una nación entera haya seguido a un hombre por su carismo sólo; ¿como no pensar que todas las ideas de la época sólo podían desembocar en una terrible consecuencia: el delirio dictatorial y la guerra? Sin embargo, no hay huella de ello en la película; esta película es un relato "objetivo" sobre un hombre, y no una idea: reduce Hitler a la calidad única de "autor del pensamiento alemán de la época". La puesta en escena de la matanza de los niños por la propia mujer de Goebbels se puede interpretar en este sentido: si Hitler muere, sus niños vivirán en un mundo liberado del nacional-socialismo. Es decir que con los hombres mueren también las ideas.

En esta película, Hirschbiegel (y por lo tanto Fest) parece contar más que los últimos días de Hitler: cuenta los últimos días del nazismo (pero nunca se ve al pueblo). Sin embargo, si Hitler era sin duda un hombre, los alemanes le siguieron y los que encendían los incineradores también lo eran, y , en ese caso, ¿cómo imaginar que tantos individuos hayan cambiado de idea tan rápido, después de la muerte de su líder incontestado?
La caída (gran éxito en la cartelera alemana y nominada para los Oscars) es un viaje hacia los infiernos, en el que se sigue a Traudl Junge, la jóven secretaria que se quedó al lado de Hitler hasta el final. La película se acaba de hecho en una entrevista con esa mujer, sacada de Im toten Winkel (documental del 2002 proyectado por primera vez en el Berlinale el día mismo de la muerte de Traudl Junge, como por una ironía del destino). En esta entrevista, Junge dice entre otras cosas: "Hitler me repetía hasta la obsesión "Frau Junge, no discute y haga lo que le pide. Llevo toda la responsabilidad por sus acciones y las del pueblo alemán’". Ahí está precisamente el problema: ¿cuáles son las responsabilidades del hombre? ¿Cuáles son las responsabilidades de las ideas?
Hirschbiegel no contesta esa pregunta (a la diferencia de Rothemund en su película sobre Sophie Scholl); de hecho, no es este diario sin posicionamiento que podría contestarla...

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