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CANNES 2022 Cannes Première

Crítica: Crónica de un amor efímero

por 

- CANNES 2022: Emmanuel Mouret filtra a través de su estilo analítico y afectuoso la trayectoria de una aventura de sentimientos ocultos entre Sandrine Kiberlain y Vincent Macaigne

Crítica: Crónica de un amor efímero
Sandrine Kiberlain y Vincent Macaigne en Crónica de un amor efímero

Cuando un cine tiene programado en sus dos pantallas Atormentada, de Alfred Hitchcock, y Las damas del bosque de Bolonia, de Robert Bresson, pero la película que se proyecta es en realidad Secretos de un matrimonio, de Ingmar Bergman, es evidente que no se trata de un error ni de una coincidencia. Ya sea una simple broma o un detalle simbólico que hay que tomarse en serio, es precisamente entre estos dos extremos, la pequeña fantasía y el enfoque en lo esencial, donde oscila la deliciosa Crónica de un amor efímero [+lee también:
tráiler
entrevista: Emmanuel Mouret
ficha de la película
]
de Emmanuel Mouret, presentada en la sección Cannes Première de la 75ª edición del Festival de Cannes.

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“Tenemos que dejar de hacernos tantas preguntas, nos hará bien no pensar tanto en el futuro". Durante seis meses, Charlotte (Sandrine Kiberlain) y Simon (Vincent Macaigne) atraviesan las distintas fases de una aventura; extramatrimonial para Simon (que nunca antes había engañado a su mujer en toda su relación de veinte años y que se balancea entre la ansiedad, una vaga conciencia y el asombro por la sencillez de esta intimidad ocasional sin presiones) y mucho más libre para su amante Charlotte, que lleva dos años separada y parece mucho más relajada ("la pasión está pasada de moda, es una mentira, es propaganda”).

A lo largo veinte de episodios y otros tantos encuentros de nuestros dos personajes parisinos, desde el 28 de febrero hasta mediados de septiembre (con un epílogo dos años después), la película disecciona con mucho humor los juegos, las apuestas y la mecánica del amor, un ámbito muy apreciado por Emmanuel Mouret, pero que aborda esta vez despojando casi todo lo que no sea el núcleo de la película: la relación entre los dos amantes. La desnudez, las reglas iniciales ("dijimos que no debíamos esperar nada", "cada vez es como nuestra última vez"), las paradojas ("amas a tu mujer, así que no la traicionas"), la complicidad sexual y/o espiritual, la intimidad creciente, las escapadas compartidas (museos, parques, hoteles, campo, bádminton, etc. ), las pequeñas pruebas de celos, reales o falsos, la gestión de la distancia y del espacio individual con avances repentinos, retiradas precipitadas y eventuales rebotes, puntos de vista sobre las fuentes del deseo, la atracción y la culpa, incursiones en lo desconocido y grandes sorpresas...

Esta sucesión de encuentros individuales al estilo de Annie Hall (donde el papel de Giorgia Scalliet es el único secundario consistente) son descodificados por el director (que ha escrito el excelente guión de la película junto a Pierre Giraud, sostenido por unos diálogos copiosos pero no por ello menos brillantes) de forma casi técnica, como si diseccionara una secuencia de pasos de baile (interpretados por dos perfectos artistas), cuidando de mantener la ligereza para evitar una sobrecarga de emociones, que sin embargo están muy presentes y que a veces flotan en la superficie. Porque, en definitiva, bajo la elegancia, la inteligencia y el rechazo a ceder a los caprichos propios o ajenos, Crónica de un amor efímero no es "una historia de sexo o de género, sino de sentimientos".

Chronique d'une liaison passagère está producida por Moby Dick Films y de sus ventas internacionales se ocupa Kinology.

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(Traducción del francés por Ainhoa Seuret Manzano)

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