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HOT DOCS 2022

Crítica: Boylesque

por 

- La cinta de Bogna Kowalczyk, ganadora del Premio al Cineasta Internacional Emergente en Hot Docs, echa un vistazo al pasado para girarse rápidamente hacia el futuro

Crítica: Boylesque

La directora Bogna Kowalczyk —que recibió el premio a Cineasta Internacional Emergente en Hot Docs este año por Boylesque [+lee también:
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(ver las noticias)— incluye en su película a la drag queen más veterana de Polonia (“¡Es mayor que RuPaul!”, exclama una persona, y demuestra que la biblioteca está abierta y todos pueden leer sobre otros). Y sin embargo, sorprendentemente, Boylesque no se detiene en el pasado durante mucho tiempo, salvo por alguna fotografía antigua que aparece en algún momento. La espectacular Lulla La Polaca, o Andrzej Szwan, tiene un pasado, como todo el mundo. Pero Kowalczyk se desvía del camino para mostrar que también tiene un futuro.  

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Es una decisión importante, y eso hace que la película sea una especie de descubrimiento. Sería mucho más fácil —suponemos— convertirla en una historia sobre el transformismo en la Polonia comunista, con sus pioneros compartiendo anécdotas arriesgadas y heridas de guerra. O incluso centrarse únicamente en las actuaciones de Lulla y en todo lo que conllevan, incluida la tortura que supone ponerse mallas. En lugar de eso, la directora polaca opta por una película que es mucho más espontánea, incluso veraniega, un retrato amable de una persona octogenaria que todavía intenta comprender las cosas.

A veces, parece que Kowalczyk es la que obliga a su protagonista a volver a creer en la vida: Lulla, demasiado vieja para los jóvenes y demasiado joven para los viejos, está cansada. No tiene reparos en planear su funeral, no muy entusiasmada con las urnas en forma de calabaza en exhibición. Quiere una en forma de stiletto, y hará todo lo posible por conseguirla, Polonia católica o no. Hay mucha atención al detalle en Boylesque. Cuando sufre por la pérdida de un amigo, que se dio por vencido, recuerda que le pidió unas fresas antes de su muerte, dado que ya estaban bastante dulces. Es divertido ver que, al final, recordamos esas cosas.  

Boylesque es una historia de amor: hay amor por la persona a la deriva en sus recuerdos y pensamientos, y esperanza de volver a compartirlo, preferiblemente con alguien que tenga entre 25 y 99 años, según Lulla. Lo bonito de esta película es que, a pesar de ser una historia que podría contar muchas situaciones dolorosas y mostrar rechazos violentos y una vida de intolerancia, nunca llega a ese punto. Más que asustar, inspira. Cuando Lulla sale a la calle, disfrazada y maquillada, es recibida con afecto. Es aceptada.

Uno podría decir que dicha imagen, aunque emotiva, no es realista, ya que a muchos vecinos no les gustará ver a un maniquí con un vestido de fiesta. Pero es crucial ver estas escenas. Es crucial ver felicidad. El cine puede iniciar una revolución retratando la injusticia y la opresión, al menos en teoría, pero quizás también puede hacerlo si consigue que quieras unirte a un grupo extravagante en lugar de acurrucarte en un rincón oscuro.

Boylesque ha sido producida por la polaca Haka Films, HBO Max y la checa Bionaut. Ha sido cofinanciada por el Czech Film Fund, la región de Mazovia y la ciudad de Varsovia.

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(Traducción del inglés)

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