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HOT DOCS 2022

Crítica: Atomic Hope – Inside the Pro-Nuclear Movement

por 

- El oportuno segundo documental de Frankie Fenton pone el foco sobre un pequeño movimiento internacional de activistas pronucleares y sus motivos

Crítica: Atomic Hope – Inside the Pro-Nuclear Movement
El fundador y presidente de Environmental Progress, Michael Shellenberger, en Atomic Hope

Está claro que el tema de usar la energía nuclear como fuente de energía provoca uno de los debates más sensibles e intensos dentro de nuestra sociedad. Muchas voces se dividen entre la indiferencia, la indecisión y el miedo, pero algunas también se presentan como fuertes defensoras de esta energía como alternativa segura y verde. En este nuevo documental, Frankie Fenton (It’s Not Yet Dark [+lee también:
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ficha de la película
]
) pone el foco en un pequeño grupo internacional de activistas que luchan a favor de la causa nuclear. El largometraje, Atomic Hope – Inside the Pro-Nuclear Movement, se proyecta en la sección Hot Docs de Toronto.  

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Este “componente emocional” del debate público se plantea con habilidad en la primera secuencia de la película, donde el ingeniero nuclear de TTS, Moto-Yasu Kinoshita, se sienta en un vagón del metro y explica por qué “en la actualidad, la actitud japonesa hacia la energía nuclear es muy compleja”, ya que las personas reconocen el inmenso poder de esta tecnología pero también observan la historia de su país. El discurso del anciano, intercalado con tomas de él en un cementerio y material de archivo de la Segunda Guerra Mundial, revela que es originario de Nagasaki y que perdió a algunos de sus familiares debido a la bomba atómica. Él argumenta que ya hemos abierto una “caja de Pandora”, así que nuestra responsabilidad es controlar dicha energía y usarla de la mejor manera posible.  

Muchos oradores y activistas tomarán la palabra más adelante, y los espectadores pronto se darán cuenta de que el principal motivo que los mueve es creer que la energía nuclear es una fuente de energía viable y libre de carbono capaz de combatir el cambio climático de una forma realista: sobre todo en comparación con otras fuentes renovables, como la eólica o la solar. Tiene un impacto medioambiental muy bajo, y sus beneficios compensan de manera significativa sus potenciales riesgos.    

Digna de mérito, la película de Fenton no evita abordar uno de los temas más candentes debatidos por los activistas antinucleares: es decir, la tragedia de Chernóbil y el riesgo de desastres similares que podrían volver a ocurrir. Los espectadores quedarán particularmente impresionados por las opiniones de algunas autoridades en la materia, en particular la de Geraldine Thomas, directora del Chernobyl Tissue Bank y una de las principales expertas mundiales en radiación y sus efectos en la salud. En su intervención explica minuciosamente que los estudios han sido rigurosos, y que no se ha dado el esperado aumento en casos de cáncer, leucemia y otras enfermedades. Lo mismo ocurre con los efectos en la fertilidad, malformaciones, mortalidad infantil, muerte fetal y resultados adversos en el embarazo.

El enfoque estético del documental es bastante tradicional. Grabado en el transcurso de diez años, reúne varias entrevistas controladas con expertos y activistas, material de archivo y una estructura dividida en siete capítulos, que hace que su visionado sea ameno y fácil de seguir.

Independientemente de si uno es escéptico, está a favor o en contra del uso de energía nuclear, el documental ofrece algunas reflexiones interesantes sobre nuestro futuro y la actual crisis climática. Nos obliga a desafiar nuestras opiniones y a cuestionar si el mundo puede permitirse esperar más tiempo “mientras hemos tenido la solución ante nuestros ojos”, como afirma una de las entrevistadas durante el primer tercio de este interesante documental.

Atomic Hope ha sido producida por la compañía irlandesa Kennedy Films. Java Films, con sede en París, gestiona los derechos internacionales.  

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(Traducción del inglés)

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