27/04/2022 - En su primer largometraje centrado en la comunidad LGBTQ+ de Georgia, Ketevan Kapanadze demuestra que es importante quedarse

Los últimos años han sido difíciles para la comunidad LGBTQ+ de Georgia: la fiesta del Orgullo de Tiflis fue cancelada en 2021 a raíz de los enfrentamientos violentos, y las protestas echaron a perder el estreno local de Solo nos queda bailar [+lee también:
crítica
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entrevista: Levan Akin
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ficha de la película], de Levan Akin, sobre el amor prohibido entre dos jóvenes bailarines. Por eso, uno podría pensar que el documental How the Room Felt [+lee también:
entrevista: Ketevan Kapanadze
ficha de la película], de Ketevan Kapanadze—proyectado en Hot Docs y centrado en un grupo de amigas no binario que encuentran refugio en un equipo de fútbol femenino local— es una película ruidosa y desgarradora. Pero no lo es; “habla bajo”, como en esa vieja canción de Kurt Weill.

Puede ser por las personas a las que Kapanadze decidió retratar, sin tomar las calles a corto plazo. Ellas se esconden en apartamentos pequeños para crear el tipo de espacio seguro que casi te hace olvidar que existe el mundo exterior. “Casi” porque todavía puedes escucharlo, junto con las confrontaciones y los comentarios odiosos. Cuando alguien predica, “La propaganda LGBTQ+ debe parar”, uno de los personajes dobla su ropa tranquilamente. Uno supone que ya ha oído eso antes, y sabe que su mera existencia es demasiado para algunas personas. Para vivir tu verdad, o simplemente vivir, a veces puede ser suficiente una frase.

La película de Kapanadze ofrece una visión honesta sobre algunos o quizás muchos países de la región. Recientemente se han hecho muchas películas sobre activistas jóvenes, pero no todos quieren luchar y ninguno está preparado para volver a experimentar la violencia, aunque eso signifique llevar una vida protegida, y la claustrofobia aparezca muy rápido mientras ves la película. A esta crítica le recordó a Casa de la Tolerancia [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Adèle Haenel
ficha de la película], de Bertrand Bonello, o más bien a su atmósfera: aire sofocante, sonidos amortiguados, y un verdadero parentesco que todavía puede surgir entre ambas.

A menudo los críticos dicen que un director “sigue” a sus personajes — es lo que hacemos nosotros— pero Kapanadze se sienta junto a ellos a escuchar sus reseñas de borrachos de las canciones de John Lennon, cumplidos raros, o el sonido constante de alguien exhalando el humo de un cigarrillo (en realidad, hay tanto humo de tabaco que quieres airear tu ropa al salir). Si alguien se va de este lugar es para jugar al fútbol, pero eso tampoco va tan bien, ya que los salarios son reducidos y algunos jugadores sabotean su futuro.  

Kapanadze, que toma prestada una línea del poema Suspension de Audre Lorde para el título de su película —quien, según The Poetry Foundation, se describía como “negra, lesbiana, madre, guerrera, poeta”— mantiene la melancolía. Sólo una buena bebida parece borrar los recuerdos de familias enteras unidas por el odio hacia su hija, o su nieta, y aunque este grupo se aferra el uno al otro desesperadamente, también sufre mucho. Lorde, que también se enfrentaba a cuestiones raciales, escribió esto:

“He sido mujer
durante mucho tiempo
cuidado con mi sonrisa
soy peligrosa con la vieja magia
y la nueva furia del día”

Aquí espera que su familia pequeña y disfuncional, como muchas otras, tenga la oportunidad de salir al sol.  

How the Room Felt ha sido producida por Salomé Jashi para para Jashi Film (Georgia). Syndicado gestiona las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)