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VISIONS DU RÉEL 2022 Competición

Crítica: L’Îlot

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- El primer largometraje de Tizian Buchi nos invita a observar una vida cotidiana aparentemente banal que se convierte en una conmovedora aventura humana

Crítica: L’Îlot

Seis años después de estrenar su cortometraje La saison du silent, que ganó el Premio Especial del Jurado y el Premio a la Mejor Dirección de Fotografía en el Festival Internacional de Cine Francófono de Namur, Tizian Buchi regresa a Visions du réel para presentar su primer largometraje, L'Îlot [+lee también:
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ficha de la película
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, que forma parte de la competición internacional. El cineasta suizo, que siempre se ha mostrado interesado en la relación entre el hombre y la naturaleza, en el vínculo profundo y frágil entre lo visible y lo invisible, se centra en esta ocasión en un barrio de Lausana, a medio camino entre la urbanización y la naturaleza virgen.

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Por una razón que no llega a revelarse, dos policías deben impedir el acceso al río (el Vuachère) a los habitantes del barrio de Faverges de Lausana. Entre pensionistas, familias inmigrantes y vecinos que afirman que nada ha cambiado, como si el barrio permaneciese atrapado en un pasado casi mítico, el río continúa su avance inexorablemente. A través de encuentros inesperados y momentos de soledad que convierten la vida diaria en un sueño, el barrio parece cobrar vida como para recordarnos que la aparente calma puede esconder misterios (inquietantes).

Apoyada en la incipiente amistad entre los dos policías (interpretados con gran lirismo y ligereza por Ammar Abdulkareem Khalef y Daniel Nkubu), la ópera prima de Tizian Buchi se alimenta de la ambigüedad entre la ficción y el documental. L’Îlot es una especie de fábula realista difícil de etiquetar, que nos hace reflexionar de manera sutil pero astuta sobre la sociedad en la que vivimos, sobre el juego que se establece entre la libertad y el control.

Asomados a sus balcones o escondidos tras las cortinas de sus apartamentos, los habitantes del barrio de Lausana se convierten en figuras tan inquietantes como benévolas, filmadas por la cámara de Buchi. Como comentan las mujeres en el jardín de un edificio, a menudo es difícil diferenciar entre la vigilancia y la ayuda mutua, entre la curiosidad intrusiva y la solidaridad. La convivencia es a veces compleja y algunas manías aparentemente insignificantes pueden percibirse como una agresión molesta.

¿Era mejor antes? ¿Qué ha cambiado con respecto a un pasado que todos reconstruyen a través de sus recuerdos? Estas son las preguntas que plantean los habitantes, aunque pocos se atreven a responderlas. Conscientes de la fragilidad de los recuerdos e influenciados por experiencias personales únicas e irrepetibles, los vecinos de este barrio al borde del río intentan reconstruir su propia historia.

La fuerza de la película radica precisamente en la puesta en escena de relaciones humanas inesperadas: entre los dos policías (que comparten un difícil pasado migratorio), entre Ammar y el dueño del bar, entre los jubilados que recuerdan con orgullo las escenas que observaron desde su balcón, o entre los niños del barrio que narran las redadas policiales que presenciaron con una mezcla de orgullo y miedo. L'Îlot representa al mismo tiempo la memoria personal y colectiva, transformándose en una aventura humana en la que ficción y realidad se funden sin complejos. Con su primer largometraje, Tizian Buchi nos regala un fragmento de vida suspendida, un sueño en el que la naturaleza, representada por el río Vuachère, se filtra inconscientemente en la vida íntima de los habitantes del barrio, una presencia misteriosa e indómita que no tiene intención de apartarse a un lado.

L’Îlot es una producción de Alva Film, que también se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)

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