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SOFÍA 2022

Crítica: Sonata

por 

- En la ópera prima de Bartosz Blaschke, un joven encuentra un alivio a su discapacidad a través de la música

Crítica: Sonata
Michał Sikorski en Sonata

Si consideramos la música o la notación musical un lenguaje, algunas personas podrían ser más competentes expresándose a través de la música que en su lengua materna. Esta es la idea predominante en Sonata [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, el debut en la dirección del experto guionista Bartosz Blaschke, que escenifica la vida de Grzegorz Płonka (interpretado de forma brillante por Michał Sikorski), un joven erróneamente diagnosticado con autismo que encuentra una profunda forma de expresión en el piano clásico. Sonata se encuentra en medio de una exitosa gira de festivales, después de su estreno el año pasado en Gdynia; este mes, se proyectó en Sofía, donde recibió el premio principal, el Sofia City of Film Award (ver la noticia).

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Sonata también ganó el premio del Público en Gdynia, y eso explica de alguna manera su atractivo diferente y su accesibilidad para prácticamente cualquier espectador. No hay rastro de la frialdad del cine arte ni de oscuridad en el maquillaje, pero también evita cualquier intento hollywoodiense de edulcorar la situación, ya que no convierte una lucha de por vida en un arco ordenado de redención. Blaschke siempre se centra en la incertidumbre existencial de la trayectoria de Płonka: que cualquier logro o reconocimiento por su talento musical puede presagiar otro callejón sin salida en su crecimiento.

Grzegorz —a quien sus padres llaman por los diminutivos “Gresziek” y “Grześ”—empieza la película en una etapa del desarrollo poco confusa: en las primeras escenas, rechaza participar en actividades juveniles en una clase con niños que tienen síndrome de Down, y responde a un comentario amable de su profesor con el dedo corazón hacia arriba. Su madrastra, Małgorzata (Małgorzata Foremniak), vive en una eterna angustia preguntándose “¿qué vamos a hacer con el pobre Gresziek?”. Su padre, Łukasz (Łukasz Simlat), es más evitativo y prefiere centrarse en su tranquilo y solitario trabajo de relojero, mientras menciona como una profecía que lo que ayudaría a su hijo es “salir más y follar”.

Dos disparadores —Łukasz compra un pequeño gran piano para el salón, y el descubrimiento de que las dificultades de Grzegorz están relacionadas con una condición auditiva— sitúan la historia en su tramo final, una mirada realista a los temas conectados de discapacidad, diferencia y exclusión social, todo contado de forma muy consciente desde la perspectiva de principios de 2020, donde las costumbres de las décadas anteriores se muestran en forma de incomprensión y prejuicios.

El tratamiento gradual de sus problemas de audición —primero con un dispositivo que acentuaba las frecuencias bajas en el espectro auditivo, y luego un implante electrónico que reemplazaba su canal auditivo por completo— va mano a mano con su casi milagrosa destreza y amor por la música, sobre todo por Ludwig van Beethoven y sus composiciones para piano “Claro de Luna” y “Para Elisa”, que ahora escuchamos hasta la saciedad en anuncios publicitarios y como música de espera en llamadas a teleoperadores. Pero su omnipresencia es redimida, para nosotros como espectadores y para los crecientes admiradores de nuestro protagonista en la película, por la profunda pasión de las interpretaciones de Grzegorz: golpeando y golpeando las teclas de registro bajo, dotando a estas veteranas del repertorio clásico de una vitalidad discordante y a menudo arrítmica.

Una de las técnicas de dirección más sutiles de Blaschke es reducir al mínimo la música no diegética, de manera que las aportaciones de Grzegorz resaltan con una gracia sorprendente la cinematografía natural y la monótona mezcla de sonidos de la vida real. Él graba para una interpretación final triunfal en un concierto para músicos discapacitados, algo que podemos deducir desde el principio del segundo acto. Sin embrago, capta una angustia especial, sabiendo lo que ha pasado Grześ, y lo que todavía tendrá que aguantar, con las críticas que recibe.

Sonata es una producción polaca llevada a cabo por Media Brigade, con el apoyo del Instituto Polaco de Cine.

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(Traducción del inglés)

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