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BERLINALE 2022 Encounters

Crítica: Mutzenbacher

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- BERLINALE 2022: En las manos de Ruth Beckermann, un clásico erótico de hace un siglo se convierte en un efectivo catalizador cuando se utiliza para explorar la moral masculina contemporánea

Crítica: Mutzenbacher

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, uno de los títulos más curiosos de la sección Encounters de la edición número 72 de la Berlinale, la prestigiosa documentalista austríaca Ruth Beckermann desentierra una de las obras literarias más escandalosas de su país de origen (y casi podríamos decir de cualquier país) del siglo pasado y la coteja con la moral y los moralismos contemporáneos. A continuación reúne a un grupo de hombres de distintas edades y les pide que compartan sus reflexiones sobre el tema en cuestión. Nunca se ve a ninguna mujer, si bien se habla de ellas.

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Probablemente la peculiaridad más extravagante de la publicación anónima Josefine Mutzenbacher, la historia de una prostituta vienesa contada por ella misma es el insistente rumor de que fue escrita por Felix Salten, el autor de Bambi. Sin embargo, en los últimos tiempos la teoría de Salten ha quedado más o menos descartada sin que haya ningún otro autor culpable de ello en el horizonte. Vio la luz por primera vez en 1906 y lleva en circulación desde entonces, primero de manera clandestina y, finalmente, ya de forma más legal.

Es la historia de una chica vienesa pobre pero hermosa que soluciona su pobreza hacienda uso de su hermosura. A lo largo de su camino se cruza con no pocos hombres lujuriosos que son correspondidos con gran esmero. Una secuela titulada Mis 365 amantes es más de lo mismo. En lo que respecta a la literatura erótica clásica, probablemente solo Fanny Hill y los escritos de Sade son más famosos o notorios. A lo largo de los años se han realizado unas 24 adaptaciones cinematográficas. Mutzenbacher no es una de ellas.

“No tengo que interpretarla, ¿verdad?” pregunta un hombre de unos sesenta años.
“¿Le gustaría hacerlo?”
Se produce un desenfadado intercambio entre la directora y el entrevistado, digno de no acabar en la sala de montaje. En una antigua fábrica adornada con un sofá rosa con motivos florales dorados, Beckermann (siempre fuera de plano) recibe a sus sujetos, individual o colectivamente, si bien casi siempre en parejas. A varios de ellos se les entregan pasajes (especialmente subidos de tono) para que los lean en voz alta y reaccionen a ellos. El libro y sus personajes son abordados desde distintas perspectivas, incluyendo la alarmante juventud de la protagonista y la permisividad de entonces frente a la de ahora. “Cualquiera diría que en aquella época todavía se divertían”, se lamenta un hombre de mediana edad antes de adentrarse en un debate actual sobre la masculinidad tóxica y la prohibición del flirteo. Su “compañero de sofá”, un milenial, le asegura que todavía hay muchas juergas por disfrutar.

Se comparan y diseccionan los aspectos sociopolíticos de aquella época. Algunos relatos profundizan en la sexualidad individual y en sus fantasías. Hay valoraciones estéticas sobre la vulgaridad frente a la estilística. Algunos participantes muestran su rechazo, mientras que otros no pueden evitar divertirse con citas como: “Mi culo bailó una zarda encima del escritorio”. En su búsqueda de reacciones, Beckermann ha encontrado en esta novela un catalizador tremendamente efectivo.

Mutzenbacher tiene un aspecto y una ejecución muy de la era COVID y se presenta como un feliz accidente para una cineasta con las manos temporalmente atadas para otros menesteres. Es posible que los futuros estudiosos del cine quieran analizar algún día esta época de creatividad “de dogma pandémico”, que muestra métodos ingeniosos para superar las limitaciones.

Mutzenbacher ha sido producida por la austríaca Ruth Beckermann Filmproduktion.

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(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)

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