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BERLINALE 2022 Panorama

Crítica: Dreaming Walls

por 

- Amélie Van Elmbt y Maya Duverdier proponen un documental que retrata el mítico Hotel Chelsea, una visita a la vez histórica y fantasmagórica de este símbolo del Nueva York bohemio

Crítica: Dreaming Walls

“I remember you well in the Chelsea Hotel”, cantaba Leonard Cohen, y todos nosotros, que quizás sin haber estado nunca allí, también recordamos este fascinante epicentro de la escena artística neoyorquina de los años 50 a los años 80, a la vez paraíso e infierno sobre la tierra, lugar mágico y maldito.

El Chelsea Hotel, icono de la contracultura, es desde hace más de un siglo un refugio y una leyenda para los creadores, que ha atraído a artistas como Patti Smith, Leonard Cohen, Robert Mapplethorpe o los miembros de la Factory de Andy Warhol. Cerrado por reformas desde hace varios años, se transforma en hotel de lujo mientras unos cincuenta residentes, a menudo ancianos, siguen viviendo allí y creando una bonita zona en obras.

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, dirigida por Amélie Van Elmbt y Maya Duverdier y presentada en la sección Panorama de la Berlinale, empieza con imágenes de archivo. Por la noche, como un sueño, se convoca a todo un imaginario sobre la pantalla, imágenes nostálgicas nos hacen recorrer las calles de Manhattan, hasta el Chelsea Hotel. A continuación, estas imágenes invaden los muros de un edificio inestable que oscila entre la decrepitud y las obras. Pero, entre los fantasmas de los artistas de todo el mundo que han pasado por las habitaciones del hotel, todavía viven cuerpos muy vivos, inquilinos resistentes, testigos de una época que todavía lucha, con su último aliento, por resistir al avance irremediable del capitalismo a la neoyorkina, que planea alimentarse de estos valiosos metros cuadrados en pleno corazón de Manhattan.

Nos cruzamos con Merle, Steve, Joe, Susan o Bettina. Ellos o espectros proyectados en las paredes, ya no sabemos quiénes son los fantasmas. Todos recuerdan otros tiempos, y se niegan a olvidar el pasado, ahora convertido en un puñado de paredes, guardianas de la memoria. Pero pronto, todos y todas, actores del siglo pasado desaparecerán. Dreaming Walls es como un santuario, una estela de la memoria del lugar, mientras todavía hay tiempo.  

Cuando algunos, como la bailarina Merle Lister, irresistible heroína de esta historia de fantasmas, se emplean en volver a interpretar (o volver a bailar) el pasado, se acurrucan en su apartamento que parece cerrarse sobre ellos a medida que los promotores les quitan habitaciones, convirtiendo en fetiche los últimos vestigios de un pasado que pronto terminará. “Her future died in someone's past”, cantaba Nico en Chelsea Girls, un sentimiento difuso que se impone frente a algunos de los últimos inquilinos del Chelsea Hotel.  

Dreaming Walls es casi la última reacción que ofrecen las directoras en el Chelsea Hotel, como si intentaran fijar en la pantalla un alma que se evapora, antes del deceso, para transmitirla en otros lugares, y otros tiempos. Quizás también es una manera de liberar los fantasmas atrapados entre estas paredes.  

Dreaming Walls ha sido producida por Clin d’oeil Film (Bélgica) y Les Films de l’oeil sauvage (Francia) y coproducida por Media International (Bélgica), CBA Doc (Bélgica), Hard Working Movies (Estados Unidos), Basalt Film (Países Bajos) y Momento Film (Suecia). Dogwoof gestiona las ventas internacionales. La película compite por el premio Teddy.

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(Traducción del francés)

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