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BLACK NIGHTS 2021 Competición Peliculas bálticas

Crítica: Sandra Gets a Job

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- La película de Kaupo Kruusiauk, a medio camino entre una sátira sobre el trabajo y una firme rareza, no opta a recibir ningún ascenso

Crítica: Sandra Gets a Job
Mari Abel en Sandra Gets a Job

Hay un momento en Sandra Gets a Job, de Kaupo Kruusiauk, proyectada recientemente en la competición báltica del Black Nights de Tallin, en el que no podemos evitar preguntarnos cuándo se revelará finalmente que su protagonista es una androide, para que todos podamos seguir adelante con nuestras vidas. Sandra (Mari Abel) es tan espectacularmente rígida que parece cada vez más sospechosa, observando a sus congéneres humanos con un desprecio apenas disimulado y moviéndose de forma tan extraña que recuerda a Mark Zuckerberg durante aquella audiencia en el Senado. Se trata claramente de una elección artística consciente, ya que Abel se compromete con ella de todo corazón (a pesar de que su personaje no tenga corazón). Sin embargo, esto no lleva a ninguna parte, no es más que un movimiento confuso, un intento de ofrecer algo original que se agota rápidamente.

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Sandra es científica, por lo que es posible que en el mundo de Kruusiauk los científicos deban comportarse así (eso y hablar mucho de esperma, en una trama paralela que tiene aún menos sentido). En cualquier caso, la mujer tiene que ponerse las pilas cuando la informan de que “el trabajo de investigación es muy inestable” y debe buscarse otro empleo. Es una experiencia difícil para todo el mundo, pero aún más para Sandra, desprovista de toda habilidad social. Sospechamos que esto podría llevar a alguna situación cómica, pero lo cierto es que se queda en nada. Por otra parte, la idea de presentarse en la fiesta de cumpleaños de un niño y preguntar inmediatamente cuánto se supone que va a durar esa tortura es en realidad bastante brillante.

A medida que busca un nuevo trabajo, se suceden más encuentros insoportables y, sencillamente, ocurren demasiadas cosas. Sandra casi llega a experimentar su propia versión de La secretaria con un posible jefe que, por desgracia, no es James Spader. También tendrá que poner a prueba sus habilidades de investigación y, finalmente, acaba en una start-up en la que nadie parece estar trabajando, pero al menos tienen un grupo de música. Estos obstáculos no resultan tan interesantes, pero hay algo que sí transmite gran veracidad: Sandra es demasiado buena. Es su inteligencia y eficacia lo que incomoda a la gente, aparte del comportamiento ya mencionado. Sandra es esa chica que todos conocían en la escuela, siempre preparada y dispuesta a dar la respuesta correcta, pero ignorada o despreciada, a diferencia del vago que se sentaba en la última fila. Lamentablemente, hoy en día, ese vago podría ser tu jefe, independientemente de tus logros, y es esa constatación la que empieza a enfadarla.

Lo que está viviendo Sandra les resultará familiar a muchos espectadores, especialmente a las mujeres. Sobre todo cuando finalmente estalla, diciendo lo que otros han repetido antes: “Lo he hecho todo bien y no he recibido nada a cambio”. Sin embargo, es difícil entender qué sugiere Kruusiauk como siguiente paso. ¿Relajarse, rendirse, volverse como los demás o, lo que es más importante, aprender por fin a jugar a los bolos? Después de todo, El Nota aguanta, así que podría funcionar.

Sandra Gets a Job es una producción de la estonia Kopli Kinokompanii. ACME Film Eesti se encarga de la distribución.

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(Traducción del inglés)

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