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BLACK NIGHTS 2021 Competición Óperas primas

Crítica: Troubled Minds

por 

- En su primer largometraje, los hermanos letones Raitis, Lauris y Mārcis Abele exploran el colapso existencial de dos artistas que luchan con sus problemas de salud mental

Crítica: Troubled Minds

Siempre es un reto trasladar a la gran pantalla el sufrimiento y los infortunios de una persona gravemente afectada por problemas mentales. Los hermanos Abele —los guionistas y directores Raitis y Lauris, y el director de fotografía Mārcis— se inspiraron en hechos reales que le ocurrieron a un amigo con trastorno bipolar para presentar su ópera prima, titulada Troubled Minds [+lee también:
tráiler
entrevista: Lauris Abele, Raitis Abele…
ficha de la película
]
, en la Competición Óperas primas de la presente edición del Festival Black Nights.  

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Promocionada como una “dramedia” —una definición parcialmente acertada, ya que aquí encontraremos más drama que comedia—, Troubled Minds sigue a Robert (Toms Auniņš) y Martin (Mārcis Lācis), dos hermanos y artistas visuales provocadores que trabajan en su exhibición más importante. Robert y Martin luchan por avanzar en su obra puesto que temen poner en riesgo el trato que tienen con Gunnar, un destacado galerista local que respalda su exhibición (Juris Žagars). Los días pasan, marcados por el abuso de sustancias psicotrópicas, el exceso de alcohol, encuentros casuales, ciclos de sueño interrumpidos, alucinaciones y sexo salvaje. Su caótico estilo de vida se refleja a través del trabajo de cámara de la película, sus colores llamativos y el paisaje sonoro palpitante, que recuerda a las atmósferas psicodélicas e inquietantes de Gaspar Noé.

En cualquier caso, la película coge ritmo a medida que conocemos más datos sobre los dos protagonistas. Sus personalidades conflictivas surgen poco a poco y, por consiguiente, nos damos cuenta de lo explosivos que serán sus futuros desacuerdos. Martin parece ser el que siempre lleva las cosas al extremo, firmemente convencido de que la inversión de los polos magnéticos tendrá lugar en un futuro próximo: una creencia que desencadenará consecuencias inesperadas. Mientras tanto, Robert adopta un perfil más cauto y sensato, a pesar de no estar completamente lúcido o en paz consigo mismo. El desarrollo de su relación es perceptible no sólo a través de su comportamiento y decisiones de vida, sino también a través de la transformación radical de su aspecto; en particular, de sus barbas y peinados.  

En una nota más alegre, la película no duda en retratar el extravagante inframundo de los (pseudo)artistas y los clichés en torno a los expertos del sector, que a menudo aparecen admirando incomprensibles obras de arte contemporáneo.

La escena final es la más emotiva de toda la película. Capta a la perfección la responsabilidad de vivir con trastorno bipolar y otros problemas de salud mental. En ella, el enorme cubo negro que vemos en varios momentos de la película, y que desempeña un papel simbólico, adquiere un nuevo significado abierto a múltiples interpretaciones.  

Troubled Minds dividirá a los espectadores debido a su historia y personajes controvertidos. Sin embargo, es un viaje que vale la pena explorar, y un experimento cinematográfico bastante atrevido en el contexto cinematográfico de la región báltica.  

Troubled Minds ha sido producida por la compañía Tritone Studio, con sede en Riga.

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(Traducción del inglés)

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