29/09/2021 - Con simples decisiones argumentales y desconcertantes silencios, el thriller psicológico de bajo presupuesto de Niall Owens consigue construir una sólida tensión a lo largo del metraje

La edición de este año del IndieCork (del 19 al 26 de septiembre), uno de los encuentros más importantes de Irlanda para celebrar el cine y la música independientes, fue inaugurada con el estreno mundial de la ópera prima de Niall Owens: Gateway [+lee también:
tráiler
ficha de la película]. El thriller psicológico, escrito de puño y letra por el propio director, gira en torno a Mike (interpretado por Timmy Creed), un narcotraficante de poca monta atormentado por una muerte reciente. Desde el prólogo de la película, vemos que el hombre está lidiando como puede con su pérdida, y mientras tanto, su línea de negocio ilegal lo ha metido en serios problemas tras haber acumulado una gran deuda con un proveedor despiadado. Para devolver el dinero a su prestamista, Mike y su banda deciden cultivar algo de maría, y se les ha dado la dirección de una modesta casa abandonada. Tras montarlo todo, la cosa empieza a torcerse. Uno de los miembros de la banda entra a una de las habitaciones de la casa y más tarde aparece colgado misteriosamente. La casa contiene un portal de piedra que atormenta a los intrusos con visiones inquietantes, y poco a poco pone en marcha su plan para eliminarlos.

Desde luego, el tropo de la casa encantada que se rebela contra un grupo de intrusos inesperados ha sido explotado en innumerables películas, obras de teatro y libros, pero la película de Owens es una demostración concreta de que los cineastas no siempre necesitan reinventar la rueda para hacer una película absorbente. En particular, demuestra que unos cuantos trucos y recursos argumentales bien planteados bastan para mantener atrapado al espectador. El crujido de una puerta, un momento de duda, una mirada perdida o la simple decisión de no mostrar un suceso deliberadamente y dejar que el espectador se lo imagine a través de una reacción o de algunos sonidos amortiguados, junto con muchas otras maniobras bien encauzadas, están ejecutados con maestría. Si bien no brilla precisamente por su originalidad, Owens demuestra aquí que posee un sólido conocimiento de la gramática del cine, y eso es más que suficiente para mostrar sus dotes como director y una buena narrativa. Además, todo el reparto hace un trabajo correcto, apoyado por unos diálogos escasos y escuetos junto a una serie de acciones en las que las expresiones faciales de los actores y sus gestos revelan mucho más de lo que cabría esperar.

La propiedad embrujada parece una casa bastante normal, de dos plantas y unifamiliar, que se podría encontrar en cualquier parte del condado de Cork. No parece especialmente espeluznante, ni abandonada desde hace mucho tiempo. Como Mike dice al principio a sus cómplices: “Alguien podría haber estado aquí esta mañana o el año pasado”, y la casa parece el lugar perfecto para cultivar hierba y pasar desapercibido. Lo que crea la mayor parte de la atmósfera perturbadora que impregna la película son las visiones (¿reales? ¿imaginarias?) de los narcos tras entrar en el misterioso portal y, lo que es más importante, la inquietante partitura compuesta por Tony Langlois. En especial, la primera se convierte en un importante componente dramático de la obra, solo por detrás de las interpretaciones de los actores. Es una elección gratificante que ayuda a Owens a evitar ofrecer una imagen excesivamente ampulosa o caer en otros clichés conocidos del género. Ofrece así una obra muy “clásica”, hasta cierto punto, pero no por ello es menos tensa o sorprendente. Por último, cabe mencionar la bien lograda fotografía de Ger Murphy. Optando por una serie de planos estáticos y cerrados, así como ocasionales movimientos lentos de cámara, su trabajo encaja a la perfección con el sombrío marco sonoro de la película.

Gateway ha sido producida por el grupo de Cork Pic Du Jer Productions. 

(Traducción del inglés por Nuria Olivas Valera)