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BELDOCS 2021

Crítica: Sava

por 

- El primer largo documental del británico Matthew Somerville cuenta la historia del río que va desde Eslovenia a Serbia, a través de Croacia y Bosnia

Crítica: Sava

El primer largo documental del director de cine británico Matthew Somerville, titulado Sava [+lee también:
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, que se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Belgrado Beldocs, cuenta la historia del río con el mismo nombre de 990 km de longitud que va desde Eslovenia a Belgrado, a través de Croacia y Bosnia, y que desemboca en el Danubio. El río Sava, distinguido por ser el río más largo de Yugoslavia, sigue conectando los países que formaban parte de este Estado.

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Somerville consigue sacar el mayor partido a su condición de forastero grabando el río y a las personas que viven a su alrededor durante un periodo de seis años, junto con el codirector de fotografía Dan McCrum. Es lo suficientemente ajeno como para tratar con calma asuntos políticos que todavía invaden el territorio y lo suficientemente cercano como para entenderlos y respetar a sus protagonistas. De esta manera, el hecho de que la legendaria actriz yugoslava Mira Furlan, fallecida este año, proporcione una voz en off que representa la voz del río, es significativo y conmovedor. Habla en primera persona con un monólogo lleno de emoción sobre un hilo de imágenes impresionantes y de en sueño que te dejarán sin aliento. Todas ellas tomadas sobre el terreno y con un dron, además de que intercalan las partes narradas con las que conocemos a personas de varias ciudades y pueblos ubicados a lo largo del cauce del río.

A través de subtítulos con títulos narrativos de cada uno de los 12 puntos del río desde Zelenci, Eslovenia hasta Belgrado, Serbia, Somerville y el montador macedonio Gorjan Atanasov, nos llevan por la trama desde una persona a otra, un grupo de amigos o una familia. Lo que los directores de cine quieren reflejar es la conexión personal que cada personaje comparte con el río, junto con los puntos de vista inevitables sobre la dimensión social y cultural, pero también con una conciencia clara sobre su importancia medioambiental e historia. Según explica un trabajador del acero, en su día, muchas fábricas localizadas a lo largo de su cauce envenenaron el Sava, y este se “recuperó” cuando Yugoslavia y su industria se vino abajo. Hoy en día, el río vuelve a estar en peligro debido a una nueva ola de industrialización y contaminación, motivada por inversiones extranjeras y la escasez de políticas medioambientales.

La mayoría de los entrevistados en la película son personas fuertes y que llaman la atención. La trama va desde dos barqueros en Eslovenia que comparten algunas opiniones de derechas sobre los refugiados, hasta dos drag queens en Zagreb que representan completamente lo contrario, pasando por un grupo de bosnios en sus treinta y tantos que dicen tener poco dinero pero que no cambiarían sus vidas en el río por las promesas de occidente (a pesar de que seis años más tarde se vuelve a ver a uno de ellos una vez se ha mudado a Alemania). También se muestra a un imán en el Distrito de Brčko que compara el ritmo de la corriente del río con la naturaleza de las personas que viven a su alrededor, pasando por una pareja de ancianos en la ciudad de Voivodina y finalmente un activista en contra de la gentrificación en Belgrado. Los directores de la película crean un caleidoscopio social completo.

Con una duración de 70 minutos, Sava es muy entretenida, a pesar de que la corta duración a veces juega en su contra. La parte de Belgrado pasa rápido, casi como una secuencia de un sueño que apenas se puede recordar, entre otras razones porque se grabó de noche y se utiliza una doble exposición en imágenes de rascacielos del estilo de Dubái del proyecto corrupto Belgrade Waterfront. A pesar de que funciona por sí misma, da la sensación de ser el principio de otra película, junto con la breve reflexión del activista sobre la gentrificación.

A pesar de defectos como estos, Sava va sobre ruedas y a veces echa mano de una especie de fantasía y nostalgia mágica con la voz en off de Furlan, con partes escritas y otras improvisadas. Aunque la música de Robin Schlochtermeier emplea una variedad de géneros que van desde música ambiental a jazz y disco, a veces con música sutil folclórica popular, enriquece el ambiente del documental sin resultar dominante.

Sava es una producción de Sava Films, compañía con sede en Londres.

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(Traducción del inglés por María Yagüe Gran)

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