08/09/2021 - Claude Schmitz ofrece un cuento onírico, una oda a la vida teatral, una deambulación libre en la psique de una actriz antes de estrenarse en un nuevo papel

Conocido por sus mediometrajes con un estilo particular (Rien sauf l’été, Braquer Poitiers, Premio Jean Vigo en 2019), Claude Schmitz da el salto a los largometrajes con Lucie perd son cheval [+lee también:
entrevista: Claude Schmitz
ficha de la película], que fue seleccionado en la Competición Nacional del Brussels International Film Festival, una obracinematográfica híbrida, variación de una obra teatral.

Cuando está a punto de despedirse de su hija pequeña para irse de gira, Lucie (Lucie Debay) se cuestiona su profesión de actriz y el lugar que ocupa en su vida como mujer y madre. Su mente divaga en un viaje de ensueño que le hace ver desde otra perspectiva sus compromisos, y traspasar el espejo, los bastidores del teatro, ese lugar mágico que siempre está vivo, incluso cuando no hay función.

Sumergida en este mundo, Lucie sueña que es una caballera. Va montada en su caballo recorriendo toda la llanura, cuando de repente éste desaparece. Comienza entonces un viaje que la llevará a cruzarse con otras dos caballeras, que también van en busca de sus caballos.

Al final de su viaje, nos encontramos con una extraña escena, el escenario de un teatro con nuestras tres actrices dormidas mientras representaban al Rey Lear. No es ninguna casualidad que terminen representando a Shakespeare: "Somos de la misma materia de la que están hechos los sueños, y nuestra corta vida se encierra en un sueño", escribió en La Tempestad.

"Estaba a punto de irme a trabajar, no perdamos el hilo", se repite Lucie. Y así es cómo la historia divaga al ritmo de las libres ideas de la protagonista y de sus encuentros. En las llanuras, conoce a caballeras que responden a su sed de independencia y aventura. Y luego, entre los bastidores del teatro, habla con el director, el aprendiz, en una alegre mise en abyme.

La película es como un sueño, un vagabundeo en cuyas profundidades es bueno perderse al lado de Lucie, una actriz que no para de cuestionarse, ella misma en busca de su caballo... y del sentido de las cosas. Pero al final, ¿no es la propia búsqueda ese sentido? ¿Y podemos vivir sin contarnos algunas historias?

Lucie perd son cheval se presenta en un doble contexto, el de la obra cinematográfica de Claude Schmitz, y el del cierre de los teatros. Para ponernos en contexto, mientras ensayaba su nueva obra, Un Royaume, un trabajo que ya es un híbrido entre la representación teatral y el vídeo, surgió la amenaza del cierre de los teatros. No se sabía si volverían a abrir, ni cómo, ni cuándo.

Finalmente, Un Royaume se representó en el Théâtre de Liège del 14 al 18 de octubre, pero la gira fue aplazada. Y el proyecto tomó forma cinematográfica con este atípico largometraje, que retrata a su heroína y al mismo tiempo cuestiona su profesión.

De hecho, encontramos aquí pinceladas de realidad como las que ya veíamos en los mediometrajes de este autor. Lucie está creada e interpretada por la actriz Lucie Debay, y es su propia experiencia la que comparte, su hija, su abuela, su vida, y seguramente, sus mismos cuestionamientos. Igualmente, estas pinceladas de realidad no impiden que la historia se pierda en otras direcciones. Lucie se cuestiona su situación y su profesión, que es a la vez una lucha y un vagabundeo inquietante. El traje, que actúa como un disfraz, le permite dar un paso atrás y dar rienda suelta a sus pensamientos e imaginación.

Lucie perd son cheval está producida por el Théâtre de Liège (Bélgica), donde se representó la obra original, y Les Films de l'autre cougar en Francia, con el apoyo de la RTBF.

(Traducción del francés por Ainhoa Seuret Manzano)