18/08/2021 - El primer largo de Marko Grba Singh es un documental autobiográfico complejo y a menudo apasionante, basado en viejos vídeos caseros del bombardeo de Serbia por parte de la OTAN en 1999

El director serbio Marko Grba Singh ya se ha convertido en un nombre establecido en el circuito de festivales. Sus cortometrajes se han proyectado en encuentros como Visions du Reel, FID Marseille y Cannes. Este año, su primer largometraje documental, Rampart [+lee también:
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ficha de la película], ha tenido su estreno mundial fuera de competición en Locarno, y recibió el premio al Mejor Actor Revelación de los Balcanes en el Dokufest Prizren.

En 2019, la familia del director vendió su apartamento en Belgrado, y él sintió la necesidad de documentarlo de alguna forma. Grba Singh decidió regresar con una cámara y una grabadora de sonido, para filmar los espacios que solían habitar. Allí encontró una caja llena de cintas VHS, y entre ellas varias que contenían grabaciones de la primavera de 1999, cuando Serbia fue bombardeada por la OTAN y el director tenía solo 11 años.

De esta forma, Rampart, cuyo título está basado en un sueño recurrente y aterrador que solía tener el cineasta, consta de dos capas principales. La primera es el metraje del apartamento vacío: las paredes y azulejos desnudos, el viejo parquet de madera, que Grba Singh filma en la penumbra y en silencio (es decir, el "sonido" que produce el silencio al grabar). Estas imágenes tienen la cualidad nebulosa de un sueño, especialmente cuando se contraponen con el metraje en VHS, concreto e inmediato, filmado en 1999.

En este último, vemos a una animada familia numerosa, en la que el abuelo se encarga de manejar la cámara, mientras habla de una manera mucho menos redundante de lo que estamos acostumbrados a ver en los vídeos caseros: no se limita a describir lo que podemos ver en la toma, sino que se dedica a hacer preguntas muy sensatas, bromeando y reflexionando sobre la situación que viven. Los vemos unas semanas antes de que comience el bombardeo, mientras juegan al baloncesto en el patio, cuando el pequeño Marko juega con sus hamsters y un perro, mientras terminan de construir una cabaña solo unos días antes de que las bombas caigan sobre la ciudad, o cuando comienza realmente la campaña militar de la OTAN.

Cuando esto sucede, no se dejan llevar por el pánico. Los adultos envían a los niños al sótano, pero ellos se mantienen razonablemente tranquilos, aunque el miedo se refleja de forma inconfundible en los ojos de la madre, cuando pasan frente a la cámara. El abuelo también graba las explosiones en la distancia, nuevamente con una narración bastante diferente a cualquier otro vídeo casero de la época, en los que la gente se dedica principalmente a insultar a los americanos. De forma reflexiva y analítica, ofrece un retrato de una determinada época y un período histórico concreto, así como de una determinada parte de la población serbia.

En Rampart, Grba Singh utiliza su característico enfoque sutil e intrincado para elaborar una película que trata temas íntimos y autobiográficos, lo que la hace excepcionalmente genuina, discretamente emocional y estimulante al mismo tiempo. Además, una secuencia casi psicodélica en la que el paisaje urbano de Belgrado se transforma lentamente en un paisaje de videojuego recuerda al sueño que describe al comienzo de la película. Esto aporta al documental una nueva capa que es difícil de definir o concretar, pero que está presente de manera innegable, flotando en la mente del espectador, al igual que el propio director deambula por el apartamento, físicamente vacío pero repleto de viejos recuerdos y fantasmas.

Rampart es una producción de la serbia Nanslafu Films. La compañía portuguesa Kino Rebelde se encarga de los derechos internacionales.

(Traducción del inglés)