13/08/2021 - La nueva película de Abel Ferrara, una coproducción entre Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, se presenta como un marasmo difícil de descifrar, que se sostiene gracias a una música omnipresente

Encabezada por un Ethan Hawke etéreo e imperturbable, que se mete en la piel de un soldado estadounidense llamado JJ (cuya misión nunca llega a estar clara), Zeros and Ones [+lee también:
tráiler
ficha de la película] juega con una forma interminable de suspense que, lamentablemente, acaba volviéndose algo agotadora. Presentada por el propio Hawke, que explicó las motivaciones de Abel Ferrara para hacer la película (como una respuesta a la crisis sanitaria, pero también como resultado de las mismas razones que llevan a un actor a elegir los proyectos que mejor se adaptan a él), Zeros and Ones nos transporta desde los primeros planos a un mundo distópico habitado por personajes lúgubres y sin escrúpulos.

No resulta fácil resumir la historia que Abel Ferrara nos propone en su último trabajo cinematográfico, estrenada mundialmente en la Competición Internacional del Festival de Locarno, porque la película introduce a un número casi infinito de personajes, cuyo único vínculo común es JJ, un soldado americano con una misión en Roma, que está siendo atacada por fuerzas apocalípticas.

La película gira en torno a las andanzas nerviosas y paranoicas de JJ, que podrían tener como objetivo salvar la ciudad eterna de la destrucción, liberar a su “anárquico” hermano (como lo describe el protagonista) o salvar a la esposa e hija de este de un peligro inminente y desconocido. Nunca llegamos a conocer las verdaderas motivaciones de JJ, mientras lo acompañamos a lo largo de una serie de encuentros cada vez más siniestros, que involucran a fanáticos religiosos (tanto católicos como musulmanes), narcotraficantes orientales y mafiosas voluptuosas llegadas del Este. La ambigüedad de la película llega a su clímax cuando el personaje de Hawke se ve obligado, a punta de pistola, a dejar embarazada a una de las misteriosas chicas, mientras es filmado con la cámara que el propio JJ utiliza compulsivamente a lo largo de la película, todo ello acompañado por la música de una inesperada canción de Loreena McKennitt.

En cierto momento, nos damos cuenta de que el caos ha sido provocado por la destrucción del Vaticano (a causa de una bomba), pero no hay nada que nos ayude a comprender a quién busca JJ ni por qué todo el mundo está enfadado con él. A pesar de la atmósfera surrealista que domina el thriller político de Ferrara, la situación nos resulta familiar, ya que incorpora comportamientos que ahora forman parte de nuestras vidas, como el uso de máscaras o el reflejo automático de lavarnos las manos. Parece oportuno cuestionar por qué el director decidió combinar una crisis sanitaria con un thriller político, ya que, a fin de cuentas, el tema de la pandemia solo se explora a nivel superficial, como algo periférico y tristemente trivial. ¿Es Zeros and Ones un intento por parte del director de dar forma a los miedos y paranoias que lo han asolado durante el último año y medio? Nada está claro, pero esta podría ser una de las claves para entender la película, una obra realmente difícil de descifrar, cuya narrativa lógica parece surgir de la música, que permanece constante de principio a fin. Sin embargo, es una pena que un director como Ferrara, que siempre ha demostrado ser un visionario y un cineasta de culto, no haya considerado oportuno incluir ningún personaje "femenino" que trascienda los estereotipos básicos. Por el contrario, abundan las madres, las prostitutas, las femmes fatales y las mujeres seductoras. Desde esta perspectiva, la película definitivamente podría haberlo hecho mucho mejor.

Zeros and Ones es una producción de Maze Pictures (Alemania), Hammerstone Studios (Estados Unidos), Rimsky Productions (Reino Unido) y Macaia Film (Italia), coproducida por Almost Never Films (Estados Unidos). Blue Box International se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del italiano)