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LOCARNO 2021 Cineasti del presente

Crítica: No One’s With the Calves

por 

- El segundo largometraje de la directora germano-iraní Sabrina Sarabi confronta el mito romántico (y decididamente urbano) sobre la vida en el campo

Crítica: No One’s With the Calves
Saskia Rosendahl en No One’s With the Calves

Presentada en la competición Cineasti del Presente del Festival de Locarno, No One’s With the Calves [+lee también:
tráiler
entrevista: Sabrina Sarabi
ficha de la película
]
, de Sabrina Sarabi, se centra en un estilo de vida olvidado: el que experimentan todos aquellos jóvenes que deben construir una vida lejos del clamor de la ciudad, en un lugar que parece completamente agotado, en todos los sentidos. La joven Christine, de veinticuatro años, interpretada por la magnética Saskia Rosendahl (con un aire triste y malicioso que nos recuerda en ocasiones a la icónica Romy Schneider), se convierte en nuestra guía dentro de esta realidad paralela.

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Basada en la controvertida novela homónima, escrita por la autora alemana Alina Herbing, No One’s With the Calves se desarrolla en Schattin, un pequeño pueblo rural en el norte de Alemania, donde Christine vive con su novio Jan y los padres de este en la granja familiar. Desde el principio, se hace evidente la ambivalencia que siente Christine, que sueña con abandonar este lugar sin futuro, que parece estancado en el tiempo, pero permanece atada a Jan y al único estilo de vida que conoce.

A años luz del romanticismo que muchos asocian con la vida en el campo, y con una riqueza de detalles y un realismo increíbles, la película describe la existencia cotidiana de estos individuos que se sienten atrapados en un vacío. El zumbido de las moscas y el incesante mugir de las vacas (parte integral de la vida en una granja), así como el avance imparable de los días (cada uno idéntico al anterior), que transcurren entre el trabajo manual y las borracheras, son elementos clave en la vida de Christine. El hecho de cambiarse compulsivamente de ropa es la única forma que encuentra para escapar de la monotonía diaria que la consume lentamente.

No One’s With the Calves describe un mundo estancado por culpa de los roles tradicionales de género: ya sea la necesidad de seducir para sentirse viva, a pesar de la falta de respeto recibida a cambio, o la exasperación que acompaña a una virilidad triste y tóxica, con la que los chicos creen poder compensar su exclusión del club de hombres “poderosos”. Como representante de un tipo de vida idealizado, que resulta tan desorientador como el frenesí de la ciudad, la ropa ceñida y escasa de Christine es su única arma para evadirse de esta prisión. La protagonista intenta escapar a través de la seducción, el único recurso que considera que está a su alcance. Dispuesta a hacer cualquier cosa, sintiéndose engañada, desilusionada y sorprendentemente impotente, ya que carece del sentido común necesario para imponerse como persona, Christine se aferra a los hombres que considera capaces de llevarla lejos de allí, especialmente Klaus, un ingeniero de turbinas eólicas de Hamburgo, con unas intenciones cuanto menos dudosas.

Con una mirada ultrarrealista y precisa, Sabina Sarabi escudriña un mundo dormido que, sin embargo, se revuelve desde el interior, habitado por aquellos que han sido olvidados por el progreso, pero que sueñan con el consumismo: jóvenes que se rebelan contra un mundo que ya no tiene nada que ofrecerles, a excepción de alcohol barato. Sin caer en el sensacionalismo, No One’s With the Calves nos conmueve debido a la cruel banalidad de la cotidianidad que retrata.

No One’s With the Calves es una producción de la alemana Weydemann Bros., coproducida por WDR y Arte.

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(Traducción del italiano)

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