11/03/2021 - Guillermo Benet debuta con una película en donde el fuera de campo y el sonido enfatizan la gran tensión de sus personajes, enfrentados a una situación inesperada, difícil y trágica

¿Qué haríamos cualquiera de nosotros ante un suceso extremo en el que nos hemos visto inesperadamente involucrados? ¿Cuál sería nuestra reacción, actitud, reflexión y responsabilidad? ¿Cómo marcaría ese hecho el resto de nuestras vidas y de qué forma encararíamos sus consecuencias? Si David Victori puso en semejante tesitura al recientemente “goyarizado” Mario Casas en su segundo largometraje, No matarás [+lee también:
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entrevista: David Victori
ficha de la película]; el debutante en el largometraje Guillermo Benet ha multiplicado el número de protagonistas por seis y les ha hecho también sufrir, en su ópera prima Los inocentes [+lee también:
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entrevista: Guillermo Benet
ficha de la película], una noche aciaga, dramática, crucial y tensa hasta decir basta

El título –cargado de cierta ironía, pero también de significación– hace referencia a esos chicos y chicas que, sin esperarlo, reaccionan de diferentes maneras ante un hecho trágico, caótico y confuso, del que fueron más o menos parte activa, pero sobre ellos no caerá una sentencia pública y oficial. Alguna de ellas huye de la cruel realidad y se evade con drogas y el sexo, otro acepta su (probable) culpabilidad y otras se refugian en la rabia y los argumentos de autodefensa. Todas las actitudes son posibles (y creíbles), porque sus sentimientos son profundamente humanos.

Dividida en seis capítulos, como el número de personajes, pero sin nombre (manteniendo así el anonimato de dichos roles), Los inocentes refleja un mismo suceso (como hacía Rashomon, de Akira Kurosawa, o la serie norteamericana The Affair) desde distintas perspectivas, en función de lo que hizo exactamente cada uno de los implicados. Enclaustrados en el formato cuadrado 1:1 y con la cámara virando desde el máximo movimiento al inicio de cada fragmento para estabilizarse cuando la situación se hace irremediable, serán el fuera de campo y el potente sonido que desde allí llega herramientas que emplean Benet y su equipo para crear poderosa tensión dramática, como acontecía en El hijo de Saúl [+lee también:
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Q&A: László Nemes
entrevista: László Rajk
ficha de la película].

Porque en la premiada película del húngaro László Nemes de este modo se establecía un fuerte vínculo emocional entre espectador y personaje central: también sucede eso en Los inocentes, mientras el haber vivido experiencias distintas aísla a cada personaje de los demás, pues sus puntos de vista resultan completamente irreconciliables: este factor es también un certero reflejo del momento histórico-social actual, donde prima el individualismo más animal sobre los principios empáticos de colectividad y colaboración.

Con todo este coctel se edifica un rompecabezas ideado por Benet junto a su coguionista Rafa Alberola, apoyados en un sobresaliente trabajo interpretativo de Pablo Gómez-Pando, Violeta Orgaz, Pilar Bergés, Raúl de la Torre, Olivia Delcán y Susana Abaitua (popular tras su trabajo en la serie Patria [+lee también:
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ficha de la serie]). Pero, finalmente, la película no juzga a sus personajes, víctimas de sus instintivas decisiones y actos híper rápidos, que no dejaron espacio para la necesaria y templada reflexión: desgraciadamente, para ellos habrá un antes y un después de esa aciaga noche, que comenzó prometiendo una velada de música, copas y diversión.

Los inocentes es una producción de Vermut Films, Garde y Tasio. La distribuye El Sur Films, estrenándose el viernes 12 de marzo en salas españolas.