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ITALIA

Crítica: La stanza

por 

- El thriller psicológico de Stefano Lodovichi, disponible en Amazon Prime Italia a partir del 4 de enero, se inspira en El Resplandor y Psicosis para explorar los horrores de la vida en familia

Crítica: La stanza
Camilla Filippi y Guido Caprino, actores de La stanza, de Stefano Lodovichi

Las preocupaciones de la paternidad y su fragilidad conforman el núcleo del thriller psicológico de Stefano Lodovichi, La stanza [+lee también:
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, una obra que explora el paso del tiempo, la reconstrucción del pasado, los ajustes de cuentas y, en última instancia, la redención. Disponible en exclusiva en Amazon Prime Video Italia desde el 4 de enero, la película es el tercer largometraje dirigido por el cineasta de 37 años, original de Grossetto, después de Aquadro [+lee también:
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(2013) y la inquietante In fondo [+lee también:
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(2015), con la que un prometedor Lodovichi se acercaba al cine de género. Es precisamente el hilo narrativo de este último trabajo el que retoma en La stanza. In fondo al bosco se centraba en una madre (Camilla Filippi) devastada por la desaparición de su hijo de 4 años en una fiesta en los Dolomitas, donde gente disfrazada de demonios (Krampuses) aterrorizaba a la ciudad. Por su parte, La stanza se desarrolla en una hermosa y misteriosa villa de estilo modernista (diseñada y recreada en los Videa Studios por el escenógrafo Max Sturiale y el director de arte Adriano Cattaneo), donde viven una madre desesperada, interpretada una vez más por la brillante Camilla Filippi, y un niño encerrado en su dormitorio.

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Vestida con su traje de novia, vemos a Stella de pie sobre el alféizar de una enorme ventana, con una tormenta de fondo, lista para lanzarse al vacío, justo cuando un extraño llama a la puerta. Se trata de Giulio (Guido Caprino, Sweet Dreams [+lee también:
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), un afable cuarentón que afirma haber reservado una habitación en la villa. Pronto se hace evidente que Giulio conoce muy bien la casa, sin mencionar a Stella, y pasa un rato socializando con ella antes de la llegada de su esposo Sandro (Edoardo Pesce, a quien Lodovichi dirige actualmente en la serie sobrenatural Christian, un drama criminal emitido en Sky Original), que la ha abandonado. Lo que ocurre a continuación es una auténtica batalla, tanto psicológica como física, entre los tres protagonistas, que conduce al primer giro de la película y a un epílogo fanta-metafísico que no vamos a estropear para el espectador.

Durante una reunión virtual con la prensa, el director explicó que la película comenzó como un documental sobre el fenómeno de los hikikomoris: jóvenes japoneses que se encierran en sus casas. Se trata de un tema muy complejo que el cineasta ha trasladado a una película de ficción con la intención de retratar la vida de una familia (disfuncional) moderna. “Cuando me convertí en padre, comencé a reflexionar sobre mi actitud como hijo y vi que las acusaciones que había dirigido contra mis padres merecían ser revisadas”. Lodovichi, que creció rodeado de películas de Stallone, Bruce Willis y Schwarzenegger, también citó a algunos de sus referentes, como Michael Haneke, Steven Spielberg y M. Night Shyamalan. En la hipotética balanza entre las películas de autor y las de género, el peso se inclinó a favor de las últimas. Y con razón, porque tratar un tema tan importante como la dinámica familiar durante la fase de escritura de guion, garantizando su atractivo para la audiencia de Amazon Prime Video, no debe haber sido una tarea fácil. Dicho esto, habríamos apreciado un enfoque más femenino hacia esta madre lacaniana que busca liberarse de su profunda angustia, que es al mismo tiempo la base y el trasfondo más oscuro de la vida, según el Goethe de Fausto. El guion está firmado por tres personas: el propio director, Francesco Agostini y Filippo Gili, mientras que In fondo al bosco también llevaba el sello de Isabella Aguilar. Aunque la vocación de Lodovichi es evidente, por no mencionar su gran gestión de diferentes períodos de tiempo en la película, los riesgos que conlleva el cine de género se manifiestan en las muchas e inevitables referencias, y citas que encontramos  en la obra. La stanza toma prestados elementos de El resplandor y Psicosis, con una naturalidad que, a veces, resulta más artificial que divertida, aunque algunas escaladas de violencia (que involucran una máquina de envasar al vacío) harán sonreír a los fanáticos de la acción.

La película es una producción de Lucky Red.

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(Traducción del italiano)

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