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BLACK NIGHTS 2020 Competición Óperas primas

Crítica: Tailor

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- El primer largometraje de Sonia Liza Kenterman es un agradable vistazo a la vida de un sastre de mediana edad, que continúa el prestigioso oficio de su familia, aún sin clientes

Crítica: Tailor
Dimitris Imellos en Tailor

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, el primer largometraje de Sonia Liza Kenterman, presentado en la Competición de Óperas Primas del Festival Black Nights de Tallin, ofrece exactamente lo que promete: una historia sobre un sastre. Se trata de una mirada bastante agradable a la vida de Nikos (Dimitris Imellos), un hombre de mediana edad que continúa con el prestigioso métier (oficio) de su familia, a pesar de que ya no hay compradores y el dinero escasea. Su padre, que conserva con cariño las medidas de sus clientes fallecidos, sabe que los tiempos han cambiado, pero él no está dispuesto a hacerlo. Sin embargo, un evento inesperado provoca que Nikos tome la iniciativa para intentar salvar el negocio, aunque eso signifique hacer exactamente lo contrario de lo que estaba acostumbrado. En resumen: en lugar de esperar a que la gente acuda a él, tendrá que ir a buscarlos.

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Aunque no se trata de una obra revolucionaria, Tailor tiene cierta audacia visual. Las primeras escenas con Nikos, donde lo vemos solo entre cuatro paredes con su rostro excesivamente expresivo, recuerdan a las películas mudas, y Kenterman parece disfrutar realmente del mundo de la elegancia hecha a medida, una realidad que se desvanece. La cineasta celebra las telas, las texturas y la sensación de la lana y la cachemira más exquisita, mientras muestra que el lujo puede resultar algo fuera de lugar en ciertas ocasiones, al menos en la Atenas contemporánea, donde muchas personas se esfuerzan por pagar sus cuentas y no les entusiasma la idea de tener que esperar tres semanas por un traje. No obstante, hay una cosa por la que todavía están dispuestos a pagar, lo que obliga a Nikos a adaptar su oficio a una especialidad completamente diferente: los vestidos de novia.

Cuando vemos al protagonista en la calle con su tienda sobre ruedas y una apariencia absurda, vistiendo sus trajes hechos a medida entre las masas de gente en chándal, la película se muestra especialmente afinada, también en lo que se refiere a su animada banda sonora. Nikos puede dar la talla, pero resulta una figura muy infantil. Es el tipo de personaje en torno al cual Adam Sandler ha construido toda su carrera, y aunque puede resultar molesto, al menos es convincente. De hecho, la amistad entre Nikos y una niña pequeña que vive en la casa de al lado resulta mucho menos cuestionable de lo que cabría esperar estos días, gracias a la simpatía del personaje y a una trama romántica incluida sin un motivo aparente.

Puede que su personaje logre convencer porque Imellos aporta tristeza a su entrañable vagabundo exquisitamente vestido, tan dominado por su padre que se ha olvidado de tener una vida propia. Con una jerga que nadie entiende y ropa que nadie puede permitirse, su lucha acaba por convertir Tailor en algo un poco más melancólico, aunque sigue cumpliendo todos los requisitos para encajar perfectamente en la selección de Netflix. Hablando de Netflix, alguien debería enseñarle esta cinta a Sandler.

Tailor es una coproducción entre Grecia, Alemania y Bélgica, a cargo de las compañías Argonauts Productions SA, Elemag Pictures, Made In Germany Filmproduktion e Iota Production. La alemana Pluto Film se ocupa de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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