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VARSOVIA 2020

Crítica: Asia

por 

- La directora israelí Ruthy Pribar firma un impresionante primer largometraje al tratar esta tierna historia sobre una difícil relación maternofilial

Crítica: Asia
Shira Haas (izquierda) y Alena Yiv en Asia

Asia es el continente más grande y poblado del mundo, pero también un nombre de mujer poco común. Puede escribirse como Asa o Aja, como la obra maestra del jazz-pop de Steely Dan publicada en 1977. La protagonista del primer largometraje de Ruthy Pribar se llama Asia, un símbolo perfecto de su desplazamiento en la sociedad israelí como madre soltera e inmigrante rusa. Dentro del pequeño territorio de Israel, su tristeza y resistencia transmiten la sensación de ser tan vastas como un continente. Después de recibir tres galardones tras su estreno en el Festival de Tribeca, Asia [+lee también:
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ha tenido su estreno europeo dentro de la competición del Festival de Cine de Varsovia.

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En su primer largometraje, Pribar ya demuestra un gran dominio de las sutilezas del drama doméstico. Estamos ante una película que se desarrolla y crece dentro de nosotros, aparentemente convencional, pero que representa sus temas y emociones con habilidad. La historia se apoya en dos pilares: Alena Yiv en el papel de Asia, y la joven actriz Shira Haas (que saltó a la fama este verano gracias al éxito de Netflix, Poco ortodoxa [+lee también:
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) interpretando a su hija adolescente, Vika. Haas y Yiv se parecen mucho, lo cual es poco habitual en las películas familiares, y transmiten la genuina incomodidad de un grupo de personas que comparten una vida infeliz.

La película comienza con Pribar (que también firma el guion) representando las rutinas diarias de sus dos personajes principales. A pesar del carácter prosaico, la directora mantiene a los espectadores en un espacio misterioso, revelando gradualmente el contexto que esconde cada acción. Vemos por primera vez a Asia en un bar, dominando la pista de baile y luego apoyándose en la barra. Regresa a casa, donde la espera su hija, una joven aparentemente infeliz a la que miente diciendo que ha estado trabajando hasta tarde en su exigente puesto como enfermera geriátrica.

Vika, por el contrario, no puede disfrutar de su floreciente madurez de la misma forma. La joven tiene una enfermedad grave que empeora a medida que avanza la historia. La dolencia nunca se especifica, pero tiene los síntomas de la poliomielitis. Mientras trata de impresionar a unos chicos a los que conoce en un parque, Vika se droga junto a su amiga Natali (Eden Halili) y termina en el hospital con una infección. Posteriormente, acaba en una silla de ruedas, lo que genera un cambio inusual en su madre, que la lleva a abandonar la apatía que había definido su vida hasta ese momento.

Cuando parece claro hacia dónde se dirige la narrativa, pueden sonar las alarmas para el público, a causa del sentimentalismo en el que suelen derivar estas películas. Sobre el papel, Asia  parece una simple dramatización sobre la vida y la muerte marcada por una enfermedad, al estilo de una película televisiva convencional o de la reciente Babyteeth (El glorioso caos de la vida). Pero Pribar nos convierte en observadores privilegiados de esta dolorosa situación, con una habilidad que consigue recordarnos las tragedias que puede soportar cualquier familia. Los estudios de personajes naturalistas de Mia Hansen-Løve serían una buena comparación, al igual que las obras de Mike Leigh, con su enfoque en las cosas pequeñas y cotidianas (el trabajo duro, los placeres fugaces y las comidas familiares) que la mayoría de las películas pasan por alto.

Al principio, la técnica cinematográfica de Pribar parece sencilla y sin adornos, pero en el acto final nos damos cuenta de cómo ha ido introduciendo y acumulando detalles para rompernos el corazón. La cineasta utiliza con astucia los primeros planos, así como una hermosa composición, casi a pantalla dividida, donde observamos el interior de su pequeño apartamento flanqueado por un paisaje residencial más amplio de rascacielos. Podemos sentir el agradable clima mediterráneo de Jerusalén, bañado por la luz natural, mientras los personajes aparecen como forasteros que hablan otra lengua en el interior del apartamento, incapaces de disfrutar plenamente del entorno.

Asia es una producción de Yoav Roeh y Aurit Zamir para la israelí Gum Films. Intramovies se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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