06/09/2020 - VENECIA 2020: Salvatore Mereu dirige su película más ambiciosa y compleja hasta la fecha, con una historia sobre un conflicto paterno-filial que saca lo mejor de su protagonista Gavino Ledda

“Assandira”, una palabra recurrente en muchas canciones populares de Cerdeña, significa “saludo al sol” y es el título de la nueva película de Salvatore Mereu, que participa en la sección Fuera de Competición del Festival de Cine de Venecia 2020. Assandira [+lee también:
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entrevista: Salvatore Mereu
ficha de la película] está basada en la novela homónima de Giulio Angioni (publicada por Sellerio) quien, como antropólogo, fue un observador agudo de las evoluciones e involuciones de la isla, y está considerado un maestro de la ficción sarda contemporánea.  

La película, grabada en Foresta Burgos, en Barbagia, tiene la estructura de un thriller, que recuerda a modelos tan nobles como Rashomon, de Akira Kurosawa, como señaló el propio Mereu en una entrevista durante la grabación de la película. De hecho, la historia empieza con un epílogo, después de un incendio que ha devastado la granja de agroturismo “Assandira” y cuyas cenizas están siendo apagadas por una lluvia torrencial. Estamos a finales de los años 90, y el fuego ha dejado una víctima, Mario (Marco Zucca), el joven que dirige la granja. Conocemos la historia a través de las palabras del padre de Mario, el viejo pastor Costantino, interpretado por Gavino Ledda.

La narración de Costantino es un susurro, un monólogo interior tenso y doloroso, que raya en el monólogo interior de Joyce. No es casualidad que Giulio Angioni usara una frase del Ulises de Joyce como epígrafe de su libro: “Dios del cielo no hay nada como la naturaleza las montañas salvajes luego el mar y el fragor del oleaje después la belleza del campo los cultivos de avena y trigo y toda clase de cosas así y todo el ganado tan fino merodeando por doquier”.

“Assandira ha vuelto a la nada, ha dejado de prosperar”, dice Costantino. “El agua no puede limpiar las enfermedades ni la vergüenza”. En la secuencia de apertura, larga, grabada en la lluvia y en la oscuridad virtual por el experto cinematógrafo Sandro Chessa, vemos llegar a los Carabineros y al juez que dirigirá la investigación, e interrogar al padre del joven en un intento de entender lo que ha ocurrido.  

Volvemos atrás en el tiempo para descubrir que Mario —que acaba de volver de Alemania, a donde había emigrado— y su compañera, Greta (Anna Koenig, la patóloga de la serie de TV Dark), aconsejaron al padre de Mario que iniciara un proyecto de agroturismo y estancias en la granja para turistas extranjeros, “un negocio estable”, que ya ha sido probado en toda Europa. Costantino deberá interpretar el papel de un pastor anticuado para deleitar a los turistas que le pagarán bien por sus esfuerzos y permitirán la rectificación de acciones pasadas. “Necesitamos innovar con lo viejo”, afirma Greta.

En este caso, el escritor y poeta Gavino Ledda, que se interpretó a sí mismo en la adaptación que hicieron los hermanos Taviani de su libro autobiográfico Padre padrone (ganadora de la Palma de Oro de Cannes en 1977), se embarca en un papel de retorno: del joven pastor de dicha obra y su redención de un cabeza de familia déspota al padre de la película actual, que acepta la voluntad de su hijo y se embarca en una aventura empresarial, que da lugar a una atracción turística exótica y primitiva. Esta nueva forma de vida traiciona tanto la antigua identidad de la tierra como una cultura local construida sobre trabajo duro y sacrificio.

El éxito del turismo rural y su posterior destrucción por fuego (¿internacional?) saca a la luz más contradicciones entre lo antiguo y lo nuevo; entre una mentalidad que está desapareciendo y una nueva forma de ver el mundo. Pero la vergüenza es ahora el sentimiento que abruma al viejo Costantino, más allá de la muerte de su hijo.  

Mereu, autor de obras tan poderosas como Ballo a tre passi (Mejor película en la Semana de la Crítica de Venecia 2003), Sonetàula [+lee también:
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ficha de la película] (en el programa Panorama de la Berlinale 2008) y Bellas Mariposas [+lee también:
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ficha de la película] (Orizzonti, Venecia 2013), presenta su película más ambiciosa y compleja, reforzada por largos planos secuencia que dan mayor autenticidad a la historia y a su protagonista (edición a cargo de Paola Freddi).

Assandira ha sido producida por Viacolvento (propiedad del director y su esposa, Elisabetta Soddu), con el apoyo de RAI Cinema y la Sardinia Film Commission Foundation. The Match Factory gestiona las ventas internacionales, mientras Lucky Red la distribuirá en Italia.

(Traducción del italiano)