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ANGULEMA 2020

Crítica: Des hommes

por 

- Lucas Belvaux presenta una conmovedora historia coral, en la que da voz a toda una generación de franceses que tenían 20 años durante la guerra de Argelia

Crítica: Des hommes
Yoann Zimmer en Home Front

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, que recibió la etiqueta Cannes 2020 y acaba de proyectarse en el Festival de Cine Francófono de Angulema, es el retrato conmovedor de una generación de hombres. El largometraje, una adaptación de la novela homónima de Laurent Mauvignier, empieza con un fuego que arde en una chimenea. Una llama incandescente que simboliza la llama que se consume poco a poco en el corazón de Bernard, alias Feu-de-bois [Fogata] (Gérard Depardieu). Bernard se pone la chaqueta raída, cierra la puerta de su vieja granja y sube a la moto para ir al cumpleaños de su hermana, Solange (Catherine Frot). Su presencia amenazante divide a la multitud de aldeanos reunidos para la ocasión, que miran inquisidores. Hasta que ocurre la tragedia, cuando Bernard suelta unas palabras incomprensibles: crouille, bougnoule. “Como si tuviera que pasar, por fuerza. Como si estuviera escrito”, dice Rabut (Jean-Pierre Darroussin).

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Vuelta a Argelia. Cuarenta años antes, Feu-de-bois, Rabut, Février y sus compañeros de batallón tienen 20 años. El país los llamó a Argelia. Descubren otro lugar, otra vida, nuevas sensaciones… Pero también encuentran lo indecible, lo que no se puede contar, algo que las palabras no pueden describir. Y hasta lo inconcebible. El horror. El infierno. Cuando vuelven a casa, no saben cómo contarlo, nadie quiere escucharlos.

A través de las acciones y las palabras de Feu-de-bois, Des hommes elabora una crónica del racismo habitual, y su relación directa con la historia de Francia. “Pensaba que, si trabajaba con vosotros y vivía con vosotros, seríamos iguales. Me equivoqué”, confiesa Saïd.  

También es la historia de Francia, una Francia destrozada por las guerras. Tres generaciones de hombres: el abuelo en Verdún, el padre hecho prisionero en el 40 y el hijo enfrentándose a los fellaghas. La historia plantea las preguntas que se hacen los hombres enviados al frente. A fin de cuentas, ¿no son los fellaghas combatientes de la resistencia? “Tenía mala conciencia y no entendía por qué”.
También es la historia de una familia, “una familia de locos”, como dice Solange, marcada por la clase, la clase campesina de la que Bernard sueña con librarse, por la influencia de la religión, de los secretos y las traiciones. Para comprender a Bernard, para comprender sus acciones y sus palabras, el cineasta presenta como un negativo, mediante varios discursos, la telaraña de resentimientos que inundan el corazón de Bernard hacia la familia, la clase, el dinero, la religión y la política.  

Es una historia de voces. Como un tejido delicado y precioso, el relato se desarrolla, en off, a través de voces entremezcladas que dan a entender el caleidoscopio de afectos que chocan. En efecto, la voz de Feu-de-bois –una mezcla entre la de Yoann Zimmer, que interpreta a Bernard a los 20 años, y la de Gérard Depardieu–, pero también las voces de Rabut, Solange, Saïd, la del harki a cuya casa Bernard va a comer y que le cuenta su guerra en las trincheras, la de Mireille, la de Février… Varios puntos de vista que ilustran la complejidad del trauma, la llama que no sólo consume el corazón de Feu-de-bois, sino también de todos los que, como él, estuvieron en Argelia.

A fin de cuentas, son hombres. Hombres que cargan con el peso de la masculinidad tóxica sobre sus hombros. Están los que violan, los que matan, los que se callan, y los que se rebelan. La sucesión que guerras ha formado a los hombres durante generaciones y los ha enfrentado a lo peor, sin ofrecerles las palabras necesarias para curar sus heridas.

Durante esta noche de recuerdos que Belvaux nos presenta, comprendemos un poco mejor a estos hombres, los que se derrumban y los que se esconden para no sufrir, la guerra después de la guerra, lo que los destruye por dentro y los consume a fuego lento.

La película, producida por Synecdoche (Francia) y Artemis Productions (Bélgica), se estrenará en Francia y Bélgica el próximo 11 de noviembre, distribuida por Ad Vitam y Cinéart. La película también abrirá el Festival Internacional de Cine de Bruselas el 3 de septiembre.

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(Traducción del francés)

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