25/08/2020 - El primer largometraje documental del cineasta croata Ivan Ramljak, compuesto únicamente por fotografías e imágenes de archivo, ha ganado el premio Balkan Doc en Dokufest

Once Upon a Youth [+lee también:
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ficha de la película], el primer largometraje documental del no tan joven cineasta croata Ivan Ramljak, conocido por sus cortos (como Island of Forgotten Cinemas), que se hizo como una película para su tesis en la Academia de Arte Dramático de Zagreb. No obstante, esto no impidió que el jurado del Dokufest Prizren la premiase como mejor película en la sección Balkan Doc.

Compuesto únicamente por fotografías en blanco y negro y un par de vídeos VHS, es un perfecto ejemplo de documental de imágenes de archivo. La historia del amigo más íntimo de Ramljak, Marko Čaklović, que murió en circunstancias trágicas y jamás resueltas en 2006, es también una historia generacional de inspirados y dinámicos jóvenes (que recurren a la buena música, el cine y el arte para escapar metafóricamente de una ciudad que ha salido golpeada de las guerras de los 90, con miles de personas muertas y heridas, una infraestructura y economía en ruinas y una corriente de nacionalismo imparable apoyada por el estado).

Čaklović tomó las fotografías y Ramljak los pocos vídeos, y el audio consiste en los testimonios de la hermana de Čaklović, dos exnovias, otro amigo y el mismo Ramljak. Su voz da comienzo a la película, describiendo cómo en el momento en que los dos amigos pasaban el rato, una nueva emisora de radio, Radio Student, se interpone en su camino. Era el año 1996, la guerra acababa de terminar, y Ramljak fue invitado a ser el editor de música de la emisora. Se reunía con un grupo de jóvenes con el que tenía cosas en común y que escuchaban otro tipo de música, progresista. Más que una cuestión de gustos, para ellos se trataba de una diferencia cultural y civilizatoria en lo concerniente a la blandura de lo convencional y a la horrorosa música folclórica de los países balcánicos.

Este libertino grupo de amigos se pasaba los días en el piso de Čaklović, ya que su madre se iba a menudo de viaje de negocios. “Era una época de gran hedonismo,” dice el cineasta en la película: beber, fumar hierba, ver películas, jugar a videojuegos… Viajes en verano a las islas, con muy poco dinero y con el Renault 4 oxidado, pero bueno. Y Čaklović siempre con la misma camiseta y pantalones, sin ningún tipo de preocupación mundana. Lo único que le preocupaba era su arte, la fotografía.

Las fotografías de la película demuestran su inmenso talento, pero no estaba interesado en ganarse la vida. A medida que pasaba el tiempo y otros empezaban a poner los pies en el suelo y a encontrar trabajos “de verdad”, Čaklović era cada vez más introvertido y distante. El testimonio de su segunda novia entrevistada en la película, Vedrana, a la vez divertida, inteligente, cariñosa y terriblemente triste (definitivamente el más emotivo de toda la película, lleno de momentos íntimos) se centra en cierto sentido en explicar las peculiaridades y cualidades de su carácter. Pero esta tampoco entiende cómo, finalmente, las cosas se descontrolaron.

No hay música en la película, salvo un chirriante dron que acompaña las artísticas fotografías de Čaklović y una canción a violín de post-rock al final, ambas a mano de la banda agramita Tena Novak. Once Upon a Youth logra ser totalmente realista, además de excelente y conmovedora, no por sus sinceros testimonios, sino por su honestidad. Seguramente se necesite a un buen amigo y a un cineasta con talento para sacar esto adelante.

Once Upon a Youth es una producción de la Academia de Arte Dramático de Zagreb.

(Traducción del inglés por Alba Barberá Hurtado)