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PELÍCULAS / CRÍTICAS Suiza

Crítica: Needle Park Baby

por 

- La nueva película de Pierre Monnard trata con valentía y humanidad un capítulo oscuro de la historia suiza

Crítica: Needle Park Baby
Jerry Hoffmann, Sarah Spale y Luna Mwezi en Needle Park Baby

A pesar de haber sido cancelada debido a la pandemia de COVID-19, Needle Park Baby [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, la última película de Pierre Monnard, logró alcanzar la increíble cifra de 300.000 espectadores en las taquillas suizo-alemanas el pasado mes de enero. Sin embargo, la parte francófona del país ha tenido que esperar hasta el 16 de agosto para disfrutar de una película valiente que se adentra en los capítulos oscuros de la historia suiza a través de los ojos de una niña.

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Monnard ha decidido revivir un período inquietante (aunque fascinante), no solo de su propia adolescencia, sino de la historia de su país. Los años ochenta y noventa estuvieron tristemente marcados por el tráfico de drogas, que acogió en sus entrañas a un número incalculable de drogadictos que llegaban de todas partes para consumir o vender lo que se había convertido en su último consuelo. La ciudad de Zúrich, con sus infames "patios de recreo" de la droga (como Platzspitz o Letten), se había convertido en la capital indiscutible para toda una generación de adictos a la heroína que vivían en una especie de comunidad alternativa dominada por las drogas, en medio de una vorágine de violencia, narcotráfico e indiferencia. A diferencia de muchos de sus compatriotas, que no tienen interés en recordar este vergonzoso capítulo de la historia suiza, Monnard le hace frente con valor y sensibilidad, a través de los ojos desencantados de una joven adolescente. La película está basada en el libro autobiográfico homónimo de Michelle Halbheer.

Es la primavera de 1995, poco después del cierre del mercado de las drogas en el centro de Zúrich (Letten). Mia (un increíble trabajo de la debutante Luna Mwetzi), una niña de once años, y su madre Sandrine (una maravillosa interpretación de Sarah Spale), se mudan a un apartamento subvencionado en una idílica ciudad de la región de Zúrich Oberland. Por desgracia para Mia, este "nuevo comienzo" dura poco tiempo, ya que los fantasmas del pasado pronto regresan con fuerza. Sandrine es una adicta que, a pesar de todo, ha logrado obtener la custodia de su hija, ligada a ella por un hilo invisible que parece imposible de romper. Para conseguir sobrevivir a lo indecible, Mia encuentra refugio en un mundo imaginario en el que la música parece ser el único consuelo posible. Con el paso del tiempo, la ausencia de su madre la ocupa una pandilla de niños que intentan afrontar la dureza del presente con  una imprevista solidaridad. ¿Cómo se puede ayudar a una madre que vive únicamente pensando en su próxima dosis? ¿Puede el amor de una hija salvar a una madre al borde del abismo? Y, sobre todo, ¿es justo pedirle a una niña que lo haga?

Monnard plantea estas preguntas y muchas otras en Needle Park Baby, pero se niega a darnos respuestas preconcebidas (por lo que estamos muy agradecidos). A pesar de su adicción a las drogas, Sandrine logra mostrarnos un tipo de maternidad “alternativa”, alejada de los tópicos del conformismo y la perfección asfixiante. A Sandrine le gustaría ser una madre diferente, independiente y anticonformista, pero lamentablemente las drogas la han convertido en poco más que un fantasma que se mueve entre fantasmas, una persona que ha construido una armadura a partir de la indiferencia y el desprecio de los demás. El director presenta la adicción a las drogas con respeto y realismo, como para recordarnos que la sociedad no solo está hecha de soldados valientes, sino también de rebeldes que, lamentablemente, solo experimentan el lado oscuro de la revolución.

Needle Park Baby es una película dura y poética, que muestra las consecuencias de la indiferencia de una sociedad que ha preferido enterrar sus problemas bajo tierra antes que enfrentarse a ellos.

La cinta es una producción de la suiza C-FILMS AG junto a SRF, SRG SSR y Teleclub AG. Global Screen se encarga de las ventas internacionales, mientras que Ascot se hace cargo de la distribución en Suiza.

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(Traducción del italiano)

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