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SHEFFIELD DOC FEST 2020

Crítica: The Filmmaker's House

por 

- Marc Isaacs pone a personas a conversar en su sala de estar y su cocina en este vistazo al cine y a Gran Bretaña

Crítica: The Filmmaker's House

En The Filmmaker’s House [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, proyectada en la sección Rebellions del Sheffield Doc/Fest, el documentalista Marc Isaacs continúa profundizando en su fascinación por explorar vidas que tienen lugar en espacios confinados. En Lift (2001), era un ascensor, en Travelers (2003), un vagón de tren, en Outside of a Court (2011), los pasillos de un tribunal de justicia, mientras que en este caso, como sugiere el título, nos encontramos en su propia casa, donde un par de obreros, un vecino musulmán, su limpiadora y un hombre sin hogar comparten parte de su tiempo frente a la cámara de Isaacs. El aspecto "rebelde" de la película reside en que no se trata de la obra que al director le habría gustado hacer si las personas encargadas de financiarla se hubieran mostrado más abiertas a sus ideas.

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Como ocurre de forma cada vez más frecuente en nuestro mundo "híbrido", la línea entre el documental y la ficción se vuelve borrosa. Gran parte de The Filmmaker's House parece seguir un guion, pero es difícil distinguirlo. La secuencia de apertura, donde el realizador acude a un hospital y se encuentra a un hombre sin hogar en una cama, sigue la tradición del documental, pero las cosas comienzan a moverse rápidamente hacia un formato menos observacional y más planificado. En primer lugar, vemos la mano de Isaacs entregando un billete de 20£ al hombre hospitalizado. Cuando le pasa el dinero, el cinéma vérité se impone al cine directo. Aunque Isaacs permanece siempre detrás de la cámara, la película trata sobre sus interacciones con los distintos sujetos, transmitiendo la sensación de haber orquestado todos estos encuentros durante el mes sagrado musulmán del Ramadán, en lugar de transcurrir de forma orgánica.

Desde el principio, el director deja claro por qué toma esta decisión. Durante una videollamada con su productora, esta le informa de que su idea para un nuevo proyecto no acaba de convencer a las personas con las que ha contactado para financiarla, porque no es algo para lo que puedan conseguir fondos fácilmente. Isaacs no necesita decirlo abiertamente, pero está claro que se trata de un caso habitual en el que personas incapaces de dar respuestas directas y rechazar proyectos prefieren escurrir el bulto. Es un momento frustrante que casi todos los cineastas han experimentado en alguna ocasión.

Dentro de sus posibilidades, el director decide hacerse cargo de la situación y comienza a filmar en su casa. El hombre sin hogar, que revela ser originalmente de Europa del Este, llama a la puerta pidiendo más dinero. La limpiadora está en proceso de duelo por la muerte de su madre. El vecino musulmán está cocinando para los demás y compartiendo su comida. Los dos obreros vienen para recortar una valla en el jardín (chúpate esa, Trump). En cualquier caso, cuando están todos juntos, no parece una muestra representativa del Reino Unido que ha votado por el Brexit. La cinta puede llegar a ser exasperante, tal y como reconoce el propio director cuando su pareja llega a casa y se encuentra con esta situación. Otro pequeño indicio de que la vida de un cineasta definitivamente no es todo lo que parece, en medio de una película que a veces resulta divertida y agradable, a pesar de que todo sea tan aleatorio.

The Filmmaker’s House es una producción de la británica Lush, Mathew Shaw y Rachel Wexler. La francesa AndanaFilms se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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