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PELÍCULAS / CRÍTICAS España

Crítica: Pullman

por 

- Toni Bestard invita al espectador a un periplo por el lado oculto del decorado de esa gran fantasía turística que hasta antes de la pandemia era –y esperemos que vuelva a ser– la isla de Mallorca

Crítica: Pullman
Alba Bonnin y Keba Diedhou en Pullman

Resulta cuanto menos perturbador –y tal vez hasta irónico– contemplar una película como Pullman [+lee también:
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justo en este momento de crisis global, confinamiento obligatorio y caída drástica del turismo. La tercera película de Toni Bestard (la segunda, el documental I Am Your Father [+lee también:
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, dirigido junto a Marcos Cabotá, optó al premio Goya en esa categoría) ofrece una imagen desoladora de Mallorca, ese paraíso que sobre todo en estío se atiborra de europeos en busca de sol, fiesta, alcohol, playas y otras tentaciones que ofrece la maravillosa y bellísima isla balear. Lo que vemos en esta película dista mucho de ser glamuroso, apetecible y centelleante. Y además, para acentuar el contraste, la cámara se pone a la altura de la mirada inocente e inconsciente de dos niños inmigrantes.

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Ellos –uno musulmán, la otra del este de Europa– son los protagonistas de Pullman, film que toma su nombre de un antaño lujoso hotel, hoy abarrotado edificio de apartamentos donde habitan las familias de ambos. Nadia y Daren son chavales especiales: sensibles, despiertos, diferentes y, sobre todo, curiosos, inquietos e inteligentes. Cuando tienen la oportunidad de salir de su hábitat habitual para explorar otras áreas de su ciudad, no lo durarán y vivirán una aventura de apenas unas horas que cambiará su mirada hacia todo lo que les rodea.

Como unas Alicias en el país de la ensaimada (aunque no, no aparece ninguna en este largometraje, cosa inimaginable para todo aquel que visite Mallorca), los críos se toparán con una serie de personajes que distan mucho de ser hadas madrinas y se asemejan más a malvadas brujas del oeste. El alegre camino de baldosas amarillas de Dorothy brilla por su ausencia en los palacios clausurados, edificios a medio construir y otros parajes sombríos por los que corretea este par de almas cándidas en busca de una misteriosa luz que brilla en la lejanía. Travestís, drogadictos, un payaso tristón y algún pederasta irán astillando la inocencia de dos pupilas puras que volverán a sus hogares con –como manda el manual de la perfecta película de iniciación– la personalidad cambiada.

Y aunque este largometraje no llega a tener el aplomo visual (ni la presencia de un fabuloso Willen Dafoe) de The Florida Project, aquella maravilla de Sean Baker, con la que por momentos se la pueda comparar, sí que logra transmitir esa desolación anímica de la que hablábamos al comienzo de estas líneas, recordándonos que, como el presente nos está mostrando cruentamente, el paraíso no deja de ser una más que frágil construcción humana.

Pullman, cuyo guion han escrito su director y Arturo Ruíz Serrano (El destierro [+lee también:
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) a partir del cortometraje previo El viaje (2002), del propio Bestard, es una producción de Singular Audiovisual, Toni Bestard PC e IB3 Televisió. El film compitió en la Sección Oficial del 21° Abycine, clausuró el 8° Festival de Cine Evolution de Mallorca, y obtuvo el Premi Mallorca Cinema al Mejor Largometraje. Se estrena en Filmin hoy, viernes 24 de abril.

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