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VISIONS DU RÉEL 2020

Crítica: Il mio corpo

por 

- El tercer largometraje de Michele Pennetta muestra la vida íntima de dos personajes en busca de sí mismos, y lo hace con gran respeto y elegancia

Crítica: Il mio corpo

El director italiano Michele Pennetta ha presentado su último trabajo, Il mio corpo [+lee también:
tráiler
entrevista: Michele Pennetta
ficha de la película
]
, en la competición internacional del festival Visions du réel. La película explora el lado oscuro de Sicilia, que se revela en toda su belleza y crueldad gracias a la cámara de Pennetta. El tercer largometraje de este cineasta residente en Suiza podría considerarse el último capítulo de una trilogía dedicada a una Sicilia oculta y violenta, muy distinta de la imagen turística que presenta una isla siempre soleada y alegre.

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Óscar ya no es un niño, pero todavía no es un adulto. Se encuentra en esa fase de la vida tan atractiva como aterradora, tan fascinante como preocupante. El mundo de la infancia ha dado paso a largas y extenuantes jornadas de trabajo, durante las cuales recoge trozos de chatarra que su padre vende para obtener algo de dinero. Óscar se pasa la vida en los vertederos, buscando tesoros (como una estatua de la Virgen o una carcasa de hierro) que puedan aportar un poco de luz a una vida sombría. En las antípodas de este mundo, aunque muy cerca en un sentido geográfico y personal, Stanley intenta sobrevivir fuera de su Nigeria natal, en una Italia que ha pasado de ser un oasis a una prisión para los sentimientos. Stanley limpia la iglesia local a cambio de alojamiento, recoge fruta en los campos y lleva a los rebaños a pastar, asumiendo cualquier actividad que le permita mantenerse ocupado. Nada parece unir a Óscar, el adolescente siciliano, y a Stanley, un joven llegado de muy lejos, excepto el abrumador sentimiento de haber sido olvidados por un mundo que los rechaza y los empuja a los márgenes, cada vez más lejos. Su destino parece estar fuera de su control, como títeres manejados por una entidad superior que los quiere dóciles y sumisos.

Pennetta filma de cerca la vida aparentemente banal de estos personajes, como si no hubiera un mañana. El presente es todo lo que tienen, ya que el futuro parece un lujo que les han negado. La vida íntima de Óscar (como la poderosa escena en la que está sentado a la mesa con su padre y su hermano, donde los silencios y miradas fugaces revelan los abusos que han sufrido) y la de Stan (cuando lo vemos cocinar para su amigo, mientras se debate entre su deseo por revelar sus sentimientos y la timidez que bloquea sus palabras) están editadas en paralelo, como si la película tratase de unir lo que la realidad mantiene a distancia de forma violenta. A pesar de este paralelismo, Pennetta no cae en la trampa del sentimentalismo, evitando un final feliz edulcorado y totalmente fuera de lugar. Óscar y Stan tan solo se encuentran protegidos por el velo de la noche y el sueño. La escena final de la película resulta especialmente emblemática, mostrando a Óscar dormido en la choza de Stan, mientras este observa la oscuridad. Il mio corpo es una película en la que los silencios y las miradas dicen mucho más que las palabras, una película violentamente directa y poética en la que la luz se vuelve cegadora y las sombras son un refugio efímero para dos cuerpos a la deriva.

Al igual que las películas anteriores de Pennetta, Il mio corpo es una producción de la suiza Close Up Films, junto a las compañías italianas Kino Produzioni, RAI Cinema y RSI Radiotelevisione svizzera. Sweet Spot Docs se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)

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