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BERLINALE 2020 Forum

Crítica: Lúa vermella

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- BERLINALE 2020: El segundo largo de Lois Patiño es una ensoñación fantasmagórica altamente estética, que homenajea a su tierra gallega, donde la muerte va indisolublemente unida al mar

Crítica: Lúa vermella

Por fin se ha podido conocer el segundo largometraje de Lois Patiño, cuya primera película, Costa da Morte [+lee también:
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, fue alabada en festivales de medio mundo desde su estreno en 2013 y dio a conocer a este joven talento vinculado a una familia de artistas. De nuevo, el cineasta ha rodado en su tierra, Galicia, esa proa de la península ibérica que abraza el océano Atlántico como un amante a su pareja, entregándose intensamente, en cuerpo y alma. Poesía y pasión son pues dos de los puntales de Lúa vermella [+lee también:
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, que se ha presentado en la sección Forum de la edición número 70 de la Berlinale.

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¿Y a qué se enfrenta el espectador de esta película? A una experiencia altamente sensorial, que transita por un espacio intemporal que no pertenece a la realidad, pero tampoco camina claramente entre las pesadillas. Con escenas de una belleza arrebatadora, cayendo en la simplificación se podría decir que sus protagonistas son tres meigas, unas brujas locales, pero también lo sería el Rubio, un hombre que ha rescatado a un montón de seres humanos de las garras del mar y ahora él ha desaparecido en sus negras profundidades.

Un inmenso cementerio: así definen en este largometraje a ese monstruo acuático que da la vida y la arrebata sin piedad a los habitantes de Galicia. Una roca, donde un barco naufragó trayendo consigo el dolor y el duelo, se convierte en una especie de lugar de peregrinación mientras las palabras, los susurros y hasta las canciones apuntalan un tiempo vertical (título inicial de este proyecto) al que se accede gracias a los tableaux vivants que van salpicando un metraje bañado por esa luna rojiza del título, tiznada de sangre.

Por supuesto, otra vez en el cine de Patiño, el paisaje condiciona el destino de los personajes del film, pero en esta ocasión la cámara de Patiño se acerca más a los rostros y las manos de sus paisanos. Y hasta se atreve, como hicieron, entre otros, Sergio Caballero en Finisterrae [+lee también:
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, y el estadounidense David Lowery en A Ghost Story, a representar a los no vivos como esos seres espectrales cubiertos por una sábana blanca. Eso sí, ahora en esas costas bravas y bellísimas de A Coruña, su nivel de ensoñación, lirismo y tragedia llega todavía más lejos.

Lúa vermella es una producción de Zeitun Films y Amanita Films que ha contado con el apoyo de AGADIC y Abycine Lanza. De sus ventas por todo el mundo se ocupa Lights On.

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