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BERLINALE 2020 Forum

Crítica: Chico ventana también quisiera tener un submarino

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- BERLINALE 2020: El uruguayo Alex Piperno debuta con un relato fantástico sobre un marinero que viaja en el espacio y el tiempo a bordo de un crucero con portales mágicos

Crítica: Chico ventana también quisiera tener un submarino
Daniel Quiroga en Chico ventana también quisiera tener un submarino

La sección Forum de la 70ª edición del Festival de Berlín acogió el estreno mundial de Chico ventana también quisiera tener un submarino [+lee también:
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, la enigmática ópera prima del realizador uruguayo Alex Piperno. El director nacido en Montevideo debuta con un relato fantástico sobre portales mágicos escondidos en un crucero de lujo. Un joven sin nombre, interpretado por Daniel Quiroga, trabaja como miembro de la tripulación de un barco turístico que recorre la Patagonia. Sin embargo, el marinero no parece tomarse su ocupación demasiado en serio. Pues está a punto de ser expulsado de la nave por no cumplir sus obligaciones laborales. Desde el inicio del film se nos advierte del comportamiento extraño del protagonista. En un diálogo que mantienen el chico y su supervisor, el jefe le recrimina que en varias ocasiones ha desparecido de la nada y no han podido localizarle. Tras esa riña, conoceremos el motivo de las ausencias del joven sin nombre, acompañándole en sus recurrentes viajes espaciales.

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El sustrato sobrenatural de la trama de Chico ventana también quisiera tener un submarino está presente desde la primera escena de la película. No obstante, el ritmo sosegado de sus imágenes, prácticamente contemplativas, así como la escasez de diálogos, permiten al director camuflar el elemento fantástico, o de género, que define a la película. Y, así, día tras día el protagonista vaga como un fantasma por la sala de máquinas del crucero, en busca de portales mágicos que le permitan huir de su trabajo infernal al servicio del entretenimiento de los ricos.

Durante uno de sus paseos nocturnos el veinteañero descubre una puerta cósmica que lleva a una casa situada en el centro de una gran ciudad en Latinoamérica (posiblemente Montevideo). En ese apartamento reside una mujer (interpretada por la guionista de La vida invisible de Eurídice Gusmão [+lee también:
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Inés Bortagaray) con quien entablará una entrañable relación de amistad que le permitirá aliviar su desconcierto existencial.

Asimismo, el barco también posee otro atajo astral que conduce al interior de un bosque en la provincia de Ifugao en Islas Filipinas. A miles de kilómetros del chico y la mujer sin nombre, los habitantes de esa región se inquietan por la repentina aparición de ese portal mágico, oculto en el interior de un cobertizo que encontró un guardia (Noli Tobol). Tras días llevando a cabo sacrificios y ofrendas a los espíritus sin obtener respuesta alguna, deciden pasar a la acción. Narrada cual laberinto espaciotemporal antirrealista, Chico ventana también quisiera tener un submarino es un cuento fantástico sobre individuos perdidos en sus propios mundos, que tendrán la oportunidad de viajar a otros si renuncian al entendimiento racional del cosmos.

Chico ventana también quisiera tener un submarino ha sido producida por la uruguaya La pobladora cine junto con Pelicano cine (Argentina), Desvia (Brasil), Baldr Film (Países Bajos) y Cinematografica (Filipinas). La compañía neerlandesa Square Eyes se encarga de las ventas al extranjero.

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