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GÖTEBORG 2020

Crítica: My Father Marianne

por 

- El sueco Mårten Klingberg trata el candente tema de la transexualidad en su comedia dramática (con énfasis en comedia)

Crítica: My Father Marianne
Hedda Stiernstedt y Rolf Lassgård en My Father Marianne

Una cosa es estar dispuesta a enfrentarse al poder establecido y cuestionar las normas anticuadas de la sociedad, pero tener que lidiar con tu propio padre, al que conoces desde hace 28 años, y aceptar el género con el que realmente se identifica, es una cosa muy distinta. Estos son precisamente los problemas que explora My Father Marianne [+lee también:
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entrevista: Mårten Klingberg
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, del sueco Mårten Klingberg, una oportuna comedia dramática que ha tenido su estreno mundial como cinta de clausura de la última edición del Festival de Cine de Göteborg.

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Hanna (Hedda Stiernstedt), una ansiosa periodista recién salida de la universidad y comprometida con la lucha por la justicia social, no logra convencer a los principales editores de Estocolmo de sus planes para hacer historia en el mundo del periodismo ("En realidad ya lo hemos hecho nosotros", contesta uno de ellos). Por si esto fuera poco, Hanna descubre que su novio la engaña cuando regresa demasiado pronto de otra inútil entrevista de trabajo. De mala gana, decide regresar a su pequeña ciudad natal, la pintoresca Alingsås, donde sus amigas de la infancia, todas ellas casadas y con hijos, preguntan sarcásticamente sobre los logros de la heroína. Al menos, su familia la espera con los brazos abiertos: su padre Lasse (Rolf Lassgård), el querido vicario local; su madre Eva (Lena Endre); y su molesto hermano David (Klas Wiljergård). Poco después, la joven consigue un trabajo  temporal como reportera en la cadena de televisión local.

Sin embargo, mientras la situación general parece mejorar, Hanna detecta algunos problemas en casa. Su madre parece menos estable de lo normal, y su padre actúa de forma realmente extraña, sobre todo cuando empiezan a aparecer ciertas prendas de ropa femenina en casa. Durante una discusión entre sus padres, Hanna escucha el nombre de Marianne. ¿Una amante, tal vez? Pero no, resulta que Marianne no es otra que Lasse, uno de los pocos refugios seguros que tiene Hanna dentro de su vida turbulenta, y que está a punto de dar el salto a la feminidad...

Basado en la novela autobiográfica de la autora y periodista Ester Roxberg, My Father Ann-Christine. The Memory of a Secret, la cinta de Klingberg presenta modificaciones considerables (entre ellas, cambiar el nombre a todos los personajes), convirtiéndola en una historia más ligera y depurada, con toques cómicos y enfatizando los aspectos más entrañables a expensas de las ideas más complejas. Se podría argumentar que se trata de una oportunidad perdida, al menos en lo que se refiere al excelente reparto, que podría haber adoptado tonos más oscuros. Endre tiene algunas escenas conmovedoras, pero Lassgård sobresale en el papel principal, rompiendo con su masculinidad hegemónica en una interpretación con buen gusto pero algo desaprovechada. Stiernstedt ofrece una alegre actuación en el papel de la joven Hanna, mientras que el director (que cuenta en su filmografía con obras como Beck o Cockpit [+lee también:
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) mantiene un ritmo dinámico y un tono amable. A fin de cuentas, la película es una firme candidata a convertirse en la nueva Un hombre llamado Ove [+lee también:
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en la taquilla sueca de este año, aunque su alcance internacional puede ser algo más discreto.

My Father Marianne es una producción de la sueca Avanti Film, mientras que TrustNordisk se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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