27/11/2019 - Karin Viard ofrece una interpretación excepcional en la adaptación de Lucie Borleteau de la novela de Leïla Slimani, premio Goncourt 2016

“Me ahogo. Desde que nacieron, tengo miedo de todo, sobre todo de que se mueran”. Para una mujer, la llegada de niños a su vida cotidiana es una fuente de alegría y de angustia, al mismo tiempo que un desafío para encontrar el equilibrio entre la vida individual, de pareja y familiar. En ese estado se encuentra Myriam (Leïla Bekhti), una joven abogada parisina que quiere retomar su trabajo para salir de la espiral (pañales, carrito, ida y vuelta al parvulario, lavadora, preparación de comidas y noches agitadas) en la que se encuentra debido al cuidado de sus dos hijos, Mila (de cinco años) y Adam (de 11 meses); una situación que afecta mucho menos a su compañero Paul (Antoine Reinartz), un productor musical. En resumen, intenta encontrar una niñera a domicilio y, durante una jornada de entrevistas a candidatas, aparece una joya, Louise (Karine Viard), el personaje clave de Chanson douce [+lee también:
tráiler
ficha de la película], de Lucie Borleteau, que se ha estrenado hoy en los cines franceses a través de StudioCanal. Pero las apariencias engañan y pueden ser peligrosas…

La película es una adaptación de la directora, Jérémie Elkaïm y Maïwenn de la novela homónima Leïla Slimani, que recibió el premio Goncourt en 2016. Karine Viard se apodera con maestría del papel de esta niñera desequilibrada bajo una apariencia perfecta que se resquebraja poco a poco. Una amenaza que los padres tardan un tiempo infinito en descubrir, ya que la empleada es profesional, servicial, puntual, dispuesta, maniática de la limpieza, excelente cocinera y cómplice de los niños. Prácticamente un miembro más de la familia que se une a unas vacaciones en Formentera y a quien se le perdonan los pequeños accesos bruscos de rigidez que, en realidad, son señales de alarma de la grave depresión que padece esta viuda que vive muy lejos, en un suburbio desfavorecido, y que se obliga a hacer largos trayectos en transporte público para acudir a su trabajo. Poco a poco, primero en secreto y luego en presencia de la hija mayor, a quien manipula con el deseo secreto de que los padres tengan un tercer hijo, la niñera empieza a desvariar…

Además de la extraordinaria interpretación de Karin Viard (que también adquirió los derechos de la novela, prueba de que sabía que el papel le sentaría como un guante), que consigue suscitar una empatía real y un mínimo de ternura hacia un personaje que parece una psicópata y que ofrece varias secuencias antológicas (la tigresa, dejarse llevar en el apartamento vacío de sus jefes, el pipí en el orinal ante el asombro de los niños), Chanson douce juega la carta del suspenso dramático que roza el terror. El conjunto, bien acompañado por la música de Pierre Desprats, peca con una pareja de padres poco creíble, tanto en términos de química entre los dos actores como en la falta de vigilancia (o el exceso de confianza) que demuestran en la historia. Los padres, dependientes de la niñera, simbolizan una película donde reina una actriz muy poderosa tanto para los actores como para la joven directora (para quien es su segundo largometraje después de Fidelio, la odisea de Alice [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Lucie Borleteau
ficha de la película]), que se embarcó en un proyecto que ya había puesto en marcha otra cineasta y que firma una obra que duda entre la película de género y el cine de autor, un detalle que no incrementa su buen desempeño global.

Chanson douce ha sido producida por Why Not Productions y Pan-Européenne. StudioCanal gestiona las ventas internacionales.

(Traducción del francés)