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JIHLAVA 2019

Crítica: Fonja

por 

- El documental, realizado por diez jóvenes en el correccional de menores más grande de Madagascar, ha triunfado en la 23ª edición del Festival de Jihlava

Crítica: Fonja

En 2016, la realizadora alemana Lina Zacher fue una de las fundadoras del programa multimedia MIO, una iniciativa intercultural creada con el objetivo de ayudar a jóvenes talentos. Ese mismo año, con la ayuda de Zacher, un grupo de niños de un campo de refugiados en Filipinas preparó una exposición de arte y un cortometraje titulados "Batang Lumad". Siguiendo esta línea de trabajo, hace menos de un año fue la mentora de otro grupo de diez jóvenes creadores, esta vez en el reformatorio más grande de Madagascar. En el transcurso de un taller de cuatro meses, en el que los participantes aprendieron a usar cámaras de vídeo, editar películas, emplear efectos cinematográficos y contar sus propias historias, estos jóvenes crearon Fonja [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
: un documental colectivo sobre su vida en el centro de detención, que ha recibido tanto el premio principal como la mención especial del jurado en la 23ª edición del Festival de Jihlava.

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Ravo Henintsoa Andrianatoandro, Lovatiana Desire Santatra, Sitraka Hermann Ramanamokatra, Jean Chrisostome Rakotondrabe, Erick Edwin Andrianamelona, Elani Eric Rakotondrasoa, Todisoa Niaina Sylvano Randrialalaina, Sitrakaniaina Raharisoa, Adriano Raharison Nantenaina y Alpha Adrimamy Fenotoky, todos de entre 14 y 20 años, se entrevistan mutuamente acerca de sus vidas antes de entrar en el reformatorio, y las razones que les llevaron a acabar ahí. Todos se esfuerzan por filmar el documental "de la forma correcta": piden silencio continuamente a los niños que juegan en el exterior, ajustan el plano y el enfoque, colocan la cámara, etc. Hasta ese momento, sus vidas han estado marcadas por la violencia, el robo, la violación y la pobreza extrema. Uno de ellos pide desesperadamente a los funcionarios del centro que le suban el salario por limpiar los baños a 300 ariary (alrededor de 0,07 €), mientras que otro se jacta de haber robado 20 millones (menos de 5.000€), que es más de lo que cualquiera de ellos puede imaginar. Sin embargo, mientras están inmersos en el proceso de grabación de la película, parecen alcanzar una nueva perspectiva. ¿Qué harán cuando salgan? "Las cosas no van a cambiar mucho", comenta uno de ellos, "mi vida aún no está arreglada". Por otro lado, comienza a reflexionar: "Podría hacer algo".

La honestidad y creatividad sin límites con la que los jóvenes afrontan la realización de la película (se atreven incluso con cromas y efectos especiales) convierten a Fonja en una obra que va más allá de un simple documental sobre la vida al margen de la sociedad, en una prisión de un país del tercer mundo. El hecho de que sean los protagonistas los que cuentan su propia historia desmonta la temida perspectiva antropológica del cineasta blanco occidental. Esto resulta especialmente evidente en la forma en la que se entrevistan unos a otros, en las preguntas que formulan y en sus reacciones ante la confesión de robos, violencia sexual y amenazas, a lo que responden con una mezcla de interés, desaprobación y una pizca de asombro.

Lina Zacher ha contribuido a la edición de la película, transmitiendo un sentimiento de asombro y regocijo ante el trabajo de los jóvenes realizadores. Es imposible librarse por completo de la mirada occidental, por lo que sería mejor dejar de lado cualquier pretensión de "objetividad". De todas formas, quizás sea precisamente este tipo de colaboración entre Zacher y el colectivo de jóvenes cineastas malgaches, así como la forma en que se perciben y reaccionan entre sí, lo que hace que este documental sea especialmente cálido, divertido y audaz.

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(Traducción del inglés)

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