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VENECIA 2019 Orizzonti

Crítica: Zumiriki

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- VENECIA 2019: El segundo largo de Oskar Alegría es un poema cinematográfico sobre los intentos del ser humano por impedir la desmaterialización de la memoria

Crítica: Zumiriki

Durante el anuncio de la programación de la 76ª edición del Festival de Venecia, su director artístico Alberto Barbera definió Zumiriki [+lee también:
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del cineasta navarro Oskar Alegría como la película más inclasificable del certamen italiano. Sin duda, la inclusión de este ensayo autobiográfico en la competición Orizzonti supuso un gran riesgo por parte de la comitiva, puesto que en dicha sección no suelen abundar este tipo de propuestas. Zumiriki –en vasco “isla situada en mitad de un río”– es un poema cinematográfico sobre el deseo humano de preservar los recuerdos. En esta ocasión, el autor del notable documental metacinematográfico La casa Emak Bakia ofrece un estudio poético sobre la desmaterialización de la memoria unida a la desaparición de un espacio físico.

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Oskar Alegría pasó su infancia en un lugar que ya no existe, concretamente en la isla a la que alude el título de la película. Se trataba de una pequeña isla que quedó sepultada bajo las aguas del Río Arga debido a la construcción de una presa. En su obra más íntima y reveladora, Alegría se embarca en un viaje fluvial alegórico con el propósito de naufragar en ese lugar invisible, que tras haber desaparecido físicamente sólo puede existir en su memoria.

El director registra su regreso a dicho lugar recreando su paraíso perdido. La odisea da comienzo con la construcción de una cabaña en una de las orillas del Río Arga. En esa barraca vivirá durante los próximos cuatro meses (de primavera a verano) esperando la llegada de los fantasmas de su pasado, con quienes revivirá su remota infancia, especialmente aquella compartida con su padre ganadero que solía filmar la naturaleza indomable de la geografía navarra en sus momentos de ocio.

A medio camino entre la icónica Robinson Crusoe y Walden de Henry David Thoreau, Zumiriki se inicia cual diario de un náufrago voluntario para terminar abrazando el camino del ascetismo; pues, poco a poco, la película perderá las palabras hasta permanecer en silencio. Como recita la voz en off del cineasta en el ecuador de su obra, el film invita a vivir donde termina el lenguaje para naufragar en la memoria.

Zumiriki ha sido producida por la compañía española Emak Bakia Films.

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