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KARLOVY VARY 2019 East of the West

Crítica: My Thoughts Are Silent

por 

- La lograda comedia dramática de Antonio Lukich, ganadora del Premio Especial del Jurado en la sección East of the West de Karlovy Vary, es un soplo de aire fresco en el cine ucraniano

Crítica: My Thoughts Are Silent
Andriy Lidagovski en My Thoughts Are Silent

El primer largometraje del guionista y director ucraniano Antonio LukichMy Thoughts Are Silent [+lee también:
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, se estrenó en la sección East of the West de Karlovy Vary y obtuvo el Premio Especial del Jurado. Esta dramedia sobre el viaje por carretera de una madre y su hijo tiene un humor socarrón, localizaciones coloridas y un trabajo de cámara constante. Además, representa un soplo de aire fresco para el cine ucraniano.

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Vadim (Andriy Lidagovski) tiene 25 años y mide más de dos metros. Vive en Kiev, trabaja como ingeniero de sonido y también hace música electrónica. Después de descubrir que los implantes dentales le van a costar una fortuna, tiene suerte y recibe una lucrativa oferta de una empresa de videojuegos canadiense para grabar sonidos de animales del Oeste de Ucrania. ¿Qué pasa con la fauna canadiense? “Su sonido es demasiado tranquilo; parece que nada les asusta”, afirma el director de la empresa, nacido en Ucrania. Además, Vadim recibirá una bonificación especial si logra captar la llamada de apareamiento del escurridizo y casi extinto ánade real Rakhiv (una especie de pato).

Cuando llega a su pueblo natal, Úzhgorod, es recogido en la estación de tren por una taxista. Es su madre, Galia (Irma Vitovska), una mujer de mediana edad y carácter encantador y extrovertido, que tiene un novio más joven en Italia y que quiere que Vadim se convierta en una persona normal, con un trabajo normal, esposa e hijos. Preferiblemente en Ucrania.

Pero Vadim se considera un artista independiente, y esta puerta hacia una vida mejor que acaba de abrirse ante él supone una oportunidad que no puede dejar pasar. Intenta hacer su trabajo lo mejor posible para, con suerte, mudarse a Montreal. Es un deseo con el que muchos jóvenes de Europa del Este se sentirán identificados.

Galia y Vadim se suben a su viejo Volkswagen Golf y viajan por la región. Entre muchos momentos hilarantes donde un ingeniero de sonido gigante intenta pasar desapercibido para los animales (y para las personas), asistimos a conversaciones que se desvían de lo importante, desde temas íntimos hasta detalles pequeños y divertidos sobre sus vidas. La complicidad y el sarcasmo entre los dos actores son excelentes, y ambos consiguen mantenerlos durante toda la película.

My Thoughts Are Silent es una película encantadora, y no sólo por su vis cómica. Las localizaciones de Úzhgorod y sus alrededores son reales, y algunos fragmentos parecen contar con extras no profesionales. Estas localizaciones, de casas ruinosas y coches viejos, resultarán anticuadas para gran parte del público, como si se hubiese grabado hace 30 años porque la Ucrania rural acaba de iniciar su revolución tecnológica. Lo que Vadim intenta hacer en este lugar crea un contraste interesante, y la música, con una base sintetizada, tiene un ritmo nostálgico que nos transporta a los años 80 y 90.

El primer largometraje de Lukich es una dramedia encantadora que funcionará con públicos internacionales (al menos, en festivales), y aunque no supone un avance para el cine ucraniano actual, es un soplo de aire fresco y puede ser un buen ejemplo para otros jóvenes directores de esta industria emergente.

My Thoughts Are Silent es una producción de Toy Cinema, de Ucrania; y Reason8, con sede en Londres, gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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