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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Crítica: Benjamin

por 

- El nuevo trabajo del humorista Simon Amstell es una comedia semiautobiográfica y satírica que ya se ha estrenado en el Reino Unido, de la mano de Verve Pictures

Crítica: Benjamin
Colin Morgan en Benjamin

El cómico británico Simon Amstell (Carnage), conocido por su trabajo como presentador del programa humorístico de celebridades Never Mind the Buzzcocks, estrenó su segundo largo, Benjamin [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, en el Reino Unido el pasado 15 de marzo, a través de Verve Pictures.

Esta historia semiautobiográfica de Amstell es una comedia satírica sobre el joven cineasta epónimo (Colin Morgan), que, un par de semanas antes de estrenar su segundo largo, No Self, conoce a un encantador músico francés llamado Noah (Phénix Brossard). Debido a sus diferentes ansiedades e inseguridades, Benjamin acaba sumido en un purgatorio personal, y lo que sigue es la historia agridulce y llena de humor de un artista que sufre.

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Momentos antes de estrenar No Self en el Festival de Londres (donde se estrena la propia Benjamin), empieza a arrepentirse de los cambios que introdujo en la película. Su presentación antes de la proyección es tan incómoda como cualquier otro acontecimiento de su vida. Benjamin —interpretado con brillantez por Morgan— es un amasijo de dudas que no sabe cuándo callarse, pero a pesar de ello, es un personaje encantador con el que nos podemos identificar. Mientras intenta poner orden en su vida creativa y amorosa, atraviesa situaciones repletas de humor y vergüenza ajena. Dado el trasfondo de Amstell, no sorprende la gran precisión con la que ejecuta los momentos cómicos. Sus bromas son ingeniosas y están bien escritas, y aunque son más de provocar risitas antes que carcajadas sin control, son uno de los atractivos del film. Y el reparto de jóvenes y talentosos actores brindan interpretaciones convincentes.

A través de Benjamin y su entorno, echamos un vistazo irónico a la escena artística de Londres. Conocemos a su mejor amigo, Stephen (Joel Fry); la cómica deprimida, Billie (Jessica Raine); el publicista que siempre está ocupado, Harry (Jack Rowan); el actor indulgente; y por supuesto, Noah, el interés amoroso del protagonista y músico aspirante. Todos juntos, pintan un cuadro satírico del Londres "creativo". Y la idea del éxito que espera a la vuelta de la esquina se mantiene viva gracias a los aduladores del séquito de Benjamin, que tienen demasiado miedo al fracaso como para aceptar que sea una opción.

El Londres de Benjamin es una ciudad de callejones, almacenes reconvertidos y eventos artísticos de nicho (como el lanzamiento de una silla sobre la que es imposible sentarse). Solemos preguntarnos cómo paga el alquiler la gente normal que aparece en las películas, especialmente en Londres, pero el retrato de la ciudad no parece demasiado lejos de la (hipster) realidad en esta cinta. El trabajo de cámara captura de forma lograda la esencia del Big Smoke, dejando que las luces de neón fluyan por la turbia paleta de colores, dando vida al espacio en su momento álgido: la noche.

El final puede parecer un poco abrupto y no del todo creíble, pero Benjamin sigue siendo un film plenamente disfrutable que consigue incorporar con habilidad la comedia a la narración de la lucha cotidiana de un artista, ridiculizando sutilmente el entorno en el que la propia cinta fue creada.

Benjamin es una producción de la compañía británica Open Palm Films.

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(Traducción del inglés)

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