email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

PELÍCULAS / CRÍTICAS

Crítica: Take 5

por 

- La primera película de Magnús Jónsson es una comedia negra sobre la pasión por el baile y la interpretación

Crítica: Take 5
Hilmir Jensson en Take 5

Cinco artistas son secuestrados por un joven granjero, Mr. R (Hilmir Jensson), obsesionado con hacer una película desde que era adolescente. Los rehenes son encerrados en una habitación sin ventanas, situada en una antigua granja en medio del campo. Su única fuente de luz y de aire es un pequeño agujero en un panel de madera clavado a la puerta de entrada. Atrapados en un espacio reducido, con cinco colchones y un lavabo que no es privado, tienen pocas opciones: o colaboran para hacer la película o siguen encerrados en esa habitación abarrotada, mientras reciben descargas eléctricas en las muñecas. 

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Los diez primeros minutos podrían servir de material para un thriller pero Take 5 [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, del director novel Magnús Jónsson, que acaba de estrenarse en el Stockfish Film Festival, es una de las comedias negras más sutiles de los últimos tiempos. Esta película, grabada en nueve días en el sur de Islandia, con un presupuesto ínfimo y que pretendía ser de terror, se apoya en el talento de un buen reparto y un guión ingenioso que desborda pasión por la profesión de actor. Detrás de todo se encuentra el propio Jónsson, que también ha sido productor, compositor, diseñador de vestuario, editor, actor (aparece en un cameo donde interpreta al padre de Mr. R) y colorista. Take 5 hubiese sido obra de un solo hombre, de no ser por el director de fotografía Hrund Attladottír, que grabó la película con maestría usando una cámara de mano Panasonic GH3 y capturando a la perfección las diferentes atmósferas, donde los coloridos paisajes veraniegos se alternan con la monotonía de la vida en cautividad.

Nos presentan al joven secuestrador como un niño raro que crece bajo la influencia de su madre, una mujer que soluciona cualquier conflicto viendo una buena película. Mr. R (de Ragnar) aparece en varios flashbacks con dos (Hrafnhildur Sif Solvadottír), siete (Kári Hjaltason) y doce años (Oddur Helgi Ólafsson), pegado a la TV de su casa y cautivado por las películas de Sidney Lanfield, Roy William Neill, Edward H Griffith y Edgar G Ulmer. Ya adulto, continúa viviendo en el mundo fantástico del celuloide, y su deseo de hacer una película propia domina su sentido común. Ragnar no tiene un plan definido y elige a los artistas al azar: lo único que tienen en común es que todos han aparecido en el periódico local. Por este motivo, cuando el famoso violonchelista Omar Blondal (Gudmundur Thorvaldsson) y la autora de best sellers Asta Lind (la compositora islandesa Margrét Kristín Sigurðardóttir, aka Fabulà) se despiertan en una habitación junto al director Johann Dadí (Halldór Gylfason), la actriz de teatro Sóley (Thora Caritas) y Halldor Halldor (Ólafur Ásgeirsson) —un hombre famoso no se sabe muy bien por qué—, todos desconocen cómo complacer las peticiones de su secuestrador. 

Hacia la segunda parte, la película se vuelve predecible pero la calidad narrativa no decae. La amistad inesperada que surge entre el secuestrador y los rehenes cumple su objetivo, ya que transmite amor y pasión por la interpretación, a la vez que resalta el poder de la creatividad y la improvisación.

Take 5 es universal y su lenguaje cercano debería hacerla popular no sólo entre el público nacional sino también en el circuito internacional de festivales. 

La película ha sido producida por Magnús Jónsson.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del inglés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy