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PELÍCULAS Francia

Crítica: En buenas manos

por 

- Jeanne Herry firma un excelente film coral, muy logrado y con un gran pudor emocional, sobre el parto secreto y la adopción

Crítica: En buenas manos
Élodie Bouchez en En buenas manos

Entre una mujer decidida a abandonar a su hijo recién nacido y otra que sueña desesperadamente con ser madre, existe toda una serie de intermediarios relativamente desconocidos cuya misión es preservar la estabilidad del recién nacido, encontrar las mejores condiciones de acogida, pensar en cada etapa de su presente y su futuro, evaluando en profundidad las emociones de una y otra parte, lo cual no es fácil y exige mucha dedicación, escucha, empatía, lucidez y sentido de la responsabilidad.

Jeanne Herry se adentra en este proceso a través de la ficción en En buenas manos [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
(Pupille), su segundo largo tras Elle l’adore [+lee también:
tráiler
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]
(nominado al César 2015 a mejor ópera prima), y esta incursión se revela como un auténtico logro cinematográfico, pedagógico y emocional, sobre todo gracias a un guion muy bien estructurado y documentado (firmado por la realizadora) y a intérpretes impecables en los múltiples roles que rodean al bebé de la película. 

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"El consejo de familia ha tomado la decisión de confiaros un hijo en adopción. Es un niño de dos meses y medio. Nació en Brest el 26 de septiembre. Fue dado en adopción tras el parto por su madre biológica". Así arranca Pupille, con la emoción de la futura madre, Alice (Élodie Bouchez), al oír la buena noticia. A partir de ahí, la trama se despliega mediante un flashback; vemos a Jean (Gilles Lellouche) agobiado por su trabajo como asistente familiar, acogiendo a adolescentes más que difíciles que han sido separados de sus padres. Luego, nos desplazamos al ala de maternidad, a la que llega de forma repentina una joven a punto de dar a luz, y afirmando desde el primer momento que no quiere al hijo. Los procedimientos del parto secreto se ponen en marcha; una asistenta social, Mathilde (Clotilde Mollet), informa a la madre de cuándo podría celebrarse el proceso verbal anónimo ("Estoy aquí para proteger su secreto"), sobre el plazo de dos meses para retractarse y sobre los documentos de acceso a los orígenes personales ("Puede dejar su identidad en un sobre confidencial cerrado que permitirá en un momento dado que su hijo le encuentre. Puede dejar unas palabras, un objeto o nada"). A continuación, las educadoras de protección de la infancia (particularmente Karine, interpretada por Sandrine Kiberlain) toman el relevo, buscando una familia de acogida provisional (que resulta ser Gilles Lellouche) para el bebé, el pequeño Théo, supervisando con atención su desarrollo (pues aparecen varios problemas), mientras que sus compañeros de la Dirección de la Infancia (con Lydie a la cabeza, interpretada por Olivia Côte) empiezan a buscar en sus listas a unos padres adoptivos adecuados ("mi trabajo no es encontrar un hijo a padres que sufren, sino encontrar los mejores padres posibles para niños que pasan por dificultades") entre los candidatos preseleccionados para una adopción tras un largo proceso de evaluación.

Sin añadir más a una emotividad que ya está de por sí naturalmente presente a través de las diferentes perspectivas del film, En buenas manos se revela como un mosaico particularmente acertado y armoniosamente elaborado. Absteniéndose de juzgar a los protagonistas y tratando de poner de manifiesto todas las facetas que rodean al proceso que va desde el abandono hasta la adopción, incluyendo las dudas (y la vida privada) de los agentes sociales ("En la vida, todos tenemos campos de minas y campos de flores"), la directora logra un buen equilibrio entre afectividad e investigación, sentimiento y observación, ficción conmovedora y realismo preciso. Un conjunto muy logrado, en definitiva, que ya fue premiado con los Bayard de Oro a mejor guion y mejor actriz (Élodie Bouchez) en el Festival de Namur y que debe mucho al trabajo discretamente sofisticado de Sofian El Fani como director de fotografía y Pascal Sangla como compositor de la banda sonora.

Producida por Trésor Films y Chi-Fou-Mi Productions, En buenas manos fue coproducida por StudioCanal (que distribuye hoy la cinta en Francia y se encarga de las ventas internacionales), France 3 Cinéma y las compañías belgas Artémis Productions, Voo y BE TV.

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(Traducción del francés)

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