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VENECIA 2018 Fuera de Competición

Crítica: La casa de verano

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- VENECIA 2018: En su última película, proyectada en Venecia fuera de competición, la actriz y directora Valeria Bruni Tedeschi vuelve a inspirarse en su propia vida

Crítica: La casa de verano
Valeria Bruni Tedeschi (izquierda) y Valeria Golino (derecha) en La casa de verano

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, el último trabajo de Valeria Bruni Tedeschi, presentado fuera de competición en el Festival de Venecia, una familia se reúne en su preciosa mansión de verano para dejar atrás sus preocupaciones, o al menos eso creen... Desgraciadamente, las heridas del pasado no tardan en aflorar, y la inmaculada decoración de la casa no logra enmascarar los miedos y resentimientos que acaban por impregnarlo todo. Estos miedos se manifiestan especialmente en el personaje de Anna (interpretada por la propia directora, que le concede un carácter agitado y nervioso), cuyo marido acaba de pedirle el divorcio. Entre los intentos desesperados por contactar con él y la torpe relación que mantiene con su hija, Anna apenas logra centrarse en la escritura de su próxima película. Junto con su amiga y coguionista Nathalie (Noemie Lvovsky), ambas trabajan en una historia basada en una trágica pérdida familiar, que muchos de los implicados todavía no han conseguido superar.

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La relación fluida entre realidad y ficción es particularmente recurrente este año en el Festival de Venecia, donde encontramos a directores de distinto género y condición intentando ahuyentar a los fantasmas de su pasado. Aunque La casa de verano es otro ejemplo de drama familiar basado en experiencias reales, cargado de secretos personales que acaban aparentemente expuestos ante todo el mundo, es también uno de los menos interesantes, algo que los impresionantes planos de la Riviera Francesa no consiguen arreglar.

La fotografía es realmente atractiva, aunque tal vez un poco engañosa: mientras que el ambiente veraniego y algunos diálogos esporádicos y desenfadados parecen sugerir una historia ligera, la nueva película de Bruni Tedeschi no es una comedia de enredo. Sin embargo, sí es una obra en la que se cometen numerosas equivocaciones. Durante algunas escenas particularmente confusas, como la cena familiar que degenera de forma inesperada en una siniestra confesión, resulta muy difícil comprender las motivaciones de la directora. Si a esto le sumamos el desafortunado intento de ofrecer una crítica socio-política, con algunas referencias a la lucha de clases, La casa de verano se convierte en una experiencia que deja al espectador bastante aturdido. Aunque tal vez se deba al bochorno estival…

Toda esta confusión podría haber resultado interesante si no fuese por el enfoque particularmente rígido de la historia. Por otra parte, la distribución de La casa de verano se verá enormemente beneficiada por todos los cameos presentes en la película: desde Valeria Golino a Yolande Moreau, pasando por Frederick Wiseman (en un rol realmente desconcertante), a pesar de que todos ellos representan simples ideas, en lugar de personas reales.

La participación de la madre e hija de Tedeschi en la película, así como una protagonista basada directamente en su propia vida, entre otras muchas referencias a la realidad, consiguen que la película parezca una especie de experimento llevado al extremo, que acaba por agotar a todos los implicados. “Hay cierta hostilidad en el aire”, comenta uno de los personajes en cierto momento, ante lo cual asentimos furiosamente.

La casa de verano ha sido producida por Alexandra Henochsberg y Patrick Sobelman para Ad Vitam Productions y Ex Nihilo, respectivamente, así como por RAI Cinema y BiBi Film. Playtime se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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