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CANNES 2018 Quincena de los Realizadores

Crítica: Les Confins du Monde

por 

- CANNES 2018: Guillaume Nicloux se sumerge en la jungla indochina en 1945 con una película de guerra hipnótica en el corazón del conflicto interior entre la vida y la muerte

Crítica: Les Confins du Monde
Lang-Khé Tran y Gaspard Ulliel en Les Confins du Monde

Un hombre que ha sobrevivido milagrosamente, que se ha extirpado de un cementerio arrastrándose por el fango, que ha escapado de las garras de los asesinos de su hermano y su cuñada, embarazada y destripada ante sus ojos; un hombre recogido, escondido y cuidado en la jungla por una familia local; un hombre vacío, que ha perdido su identidad, un vivo que regresa de entre los muertos con un solo propósito: la venganza. Así es el personaje principal, encarnado perfectamente por Gaspard Ulliel, del nuevo largometraje de Guillaume Nicloux, Les Confins du Monde [+lee también:
tráiler
entrevista: Guillaume Nicloux
ficha de la película
]
, presentado en la 50ª Quincena de los Realizadores del 71º Festival de Cannes.

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Estamos en Indochina en la primavera de 1945 y, si la masacre que abre la película era obra de japoneses en lucha contra los franceses, luego es la guerrilla independentista la que progresa frente a los soldados del poder colonial europeo. Cabezas cortadas, cuerpos desmembrados: la guerra psicológica transcurre en el clima opresor y paranoico de la jungla, donde el enemigo casi siempre es invisible pero donde cada turno de patrulla puede saldarse con disputas repentinas, heridos y muertos. El soldado Robert Tassen se niega a regresar a Francia y es recolocado en una unidad del puesto fronterizo. Su única obsesión es encontrar a Vo Binh, un teniente de Ho Chi Minh presente en la masacre inicial. La sed de venganza le empuja a acercarse a los adversarios capturados para que cambien de bando y se hagan aliados de su obsesión. Pero "hay enemigos contra los que no podemos luchar", como sugiere a Tassel el escritor Saintonge (Gérard Depardieu), observador avispado de la cultura local y de los conflictos interiores propios de los seres humanos (no en vano presta al soldado Las confesiones, de San Agustín). Tassel también se enamora poco a poco de Maï (Lang-Khé Tran), una bella prostituta que trabaja en Le perroquet, donde los soldados franceses tratan de tragarse sus angustias con sexo y opio. ¿Logrará esta pasión obsesiva alejar a Tassen del abismo o lo hundirá aún más en su duelo y en su deseo de muerte?

Guillaume Nicloux retoma la restitución minimalista de la guerra en la línea de Sangre en Indochina, de Pierre Schoendoerffer (1965), y consigue crear un universo fascinante en el que una atmósfera fantasmagórica y sideral casi hasta lo onírico se mezcla con un realismo físico crudísimo, en particular en lo que concierne a las relaciones entre soldados (sobre todo con un excelente Guillaume Gouix). La mezcla brinda a la cinta una extrañeza atractiva, en esa zona nebulosa que también podría ser la de la errancia por el limbo, durante casi un año (con grandes elipsis), de un muerto aún viviente o de un ser vivo casi muerto. Y cuando los puentes se derrumban y un escoge afrontar lo desconocido allende las montañas, "el tiempo tiene siempre la última palabra".

Les Confins du Monde es una coproducción franco-belga a cargo de Les Films du WorsoLes ArmateursOrange StudioScope PicturesRectangle ProductionsArena FilmsArches FilmsCinéfeelSame PlayerCe qui me meut Motion PictureBenji Films.Su agente de ventas internacionales es Orange Studio.

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(Traducción del francés)

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