27/12/2017 - El primer largometraje de Robin Erard, estrenado en el Hof International Film festival, sorprende por su atmósfera surrealista y sus dosis de misterio

Ya en su corto Elder Jackson Robin Erard nos llevó a lugares misteriosos poblados por personajes ambivalentes. Con Fauves [+lee también:
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ficha de la película], sin embargo, el joven director suizo alcanza el clímax del surrealismo made in Switzerland.

Acompañado por un sorprendente reparto encabezado por Jonathan Zaccaï (Miséricorde [+lee también:
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ficha de la película]) y la joven y prometedora actriz francesa Zacharie Chasseriaud (Los gigantes [+lee también:
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entrevista: Bouli Lanners
ficha de la película]), Robin Erard pilla al público a contrapié con un relato cruel y misterioso en el que la violencia, los fantasmas (en sentido general) y la ingenuidad se alzan como soberanos. Fauves nos muestra que la libertad puede tomar rostros de todo tipo y que el precio que pagar para obtenerla suele ser excesivo.

Oskar, un adolescente rebelde que se quedó huérfano cuando era todavía un niño, vive con Elvis y Fanny Eggard, sus tutores legales. Oskar quiere escaparse, alejarse de todo y de todos, a Zimbabue, donde pasó con sus padres biológicos los primeros años de su vida. El dinero necesario para realizar su sueño es mucho y no será fácil acumularlo. Por si fuera poco, Elvis lo obliga a trabajar duro para diplomarse, independientemente de que ello disminuya su motivación. Las relaciones de fuerza, que marcan a fuego la relación entre ambos personajes, dejan progresivamente su lugar a una violencia ciega con consecuencias difícilmente calculables. El mundo de Oskar se pondrá patas arriba y su sed de libertad se transformará en una necesaria fuga por la supervivencia. ¿Qué será de Elvis, una vez solo? ¿Será devorado por la locura hasta que tenga que mostrar su verdadero rostro?

Fauves es una película desestabilizadora desde el punto de vista de la evolución narrativa y de la psicología de los personajes. A bote pronto no es sencillo dejarse embriagar por su atmósfera, tan fascinante como irreal. Es justamente esta dosis poderosa y excesiva de “irracionalidad” lo que mantiene al espectador a distancia: ¿qué le lleva a Oskar a realizar lo irreparable? ¿Por qué aparece tan repentina e inesperadamente ese elemento, el homicidio, en la narración? Estas y otras preguntas nos circulan por la cabeza impidiéndonos quizá de gozar completamente de imágenes estéticamente potentes que recuerdan en ocasiones la elegancia formal del primer Dario Argento. El giallo italiano, con sus códigos estéticos rigurosos y sus atmósferas glaciales, es muy probablemente la referencia clave para apreciar plenamente Fauves. Como en el caso de películas que ya hoy son piedras angulares del género, como Suspiria y Rojo oscuro, o también obras maestras más desconocidas como La casa de las ventanas que ríen y Psicosis en Venecia, la narración resulta por momentos incomprensible y (deliberadamente) trompicada. Poco importa si las relaciones de los personajes son excesivas, casi barrocas; lo que cuenta es la intensidad de las escenas, la belleza formal de los encuadres y la enfermiza perversión de los personajes. Todo eso está en la película de Erard, tal vez todavía en fase embrional pero desflorando.

Fauves es una producción de Box Productions, Les Films Fauves, Novak Production y RTS. Box Productions se ocupa también de sus ventas internacionales.

(Traducción del italiano)