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TURÍN 2017

Crítica: Tito e gli alieni

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- La nueva película de la directora milanesa, que ha sido muy bien recibida en Turín, se desarrolla cerca del Área 51 de Nevada y navega entre la ciencia ficción, la poesía y las emociones humanas

Crítica: Tito e gli alieni
Chiara Stella Riccio, Luca Esposito y Valerio Mastandrea en Tito e gli alieni

La nueva película de Paola Randi, estrenada en la sección Festa Mobile de la 35ª edición del Festival de Cine de Turín, es una película sobre extraterrestres en todos los sentidos de la palabra, con un estilo cinematográfico italiano-extraterrestre y personajes más raros que los propios aliens. Siete años después de Into Paradiso [+lee también:
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(seleccionada en Venecia y nominada a 4 premios David di Donatello en 2010), llega Tito e gli alieni [+lee también:
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, el segundo largometraje de la directora milanesa que te hará reír y llorar. La película, que se sitúa entre el cine independiente estadounidense y la comedia napolitana, reúne en el desierto de Nevada, con sus extraterrestres y telescopios espaciales, a Valerio Mastandrea, Gianfelice Imparato, la francesa Clémence Poésy (también presente en Turín en El arte de la amistad [+lee también:
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, de Stanley Tucci) y los adorables principiantes Chiara Stella Riccio y Luca Esposito.  

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En esta sorprendente historia ambientada cerca de la famosa Área 51, donde según la leyenda existen los extraterrestres, se mezclan ciencia ficción, poesía y emociones humanas. La película se centra en un científico loco (Mastandrea) que debería estar trabajando en un proyecto secreto para el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, se ha pasado los últimos seis años esperando señales del espacio sentado en un sofá, con los auriculares puestos y una antena orientada al cielo. Su hermano, Fidel (Imparato), le envía un extraño mensaje de vídeo desde Nápoles para notificarle que está muerto. Acto seguido, sus dos hijos huérfanos (un niño llamado Tito y una adolescente llamada Anita) aterrizan en Nevada creyendo que van a conocer a Lady Gaga. En cambio, se encuentran en medio de la nada y en compañía de un tío excéntrico a quien apenas conocen. 

Los dos jóvenes, con su ruidoso carácter napolitano y la luna como telón de fondo, son más raros que los propios extraterrestres. Anita, con las hormonas revolucionadas, no hace más que planear escaparse con uno de los mejores soldados que vigilan el área. Tito, por su parte, husmea en el laboratorio de su tío y descubre un extraño robot que podría servir para hablar con los muertos, ya que en realidad el profesor no utiliza la antena y los auriculares para buscar extraterrestres sino la voz de su esposa fallecida. Tras descubrir el laboratorio de su tío, Tito piensa que él también podrá hablar con su padre que está en el cielo. Pero les queda  poco tiempo, puesto que la investigación ha dado pocos resultados y el gobierno quiere cancelar el proyecto y mandar a todos a casa…

La película se ha rodado en el desierto de Tabernas en Almería (no muy lejos de donde se grabaron las películas de Sergio Leone), en Nevada, cerca de la auténtica Área 51, y en la antigua central nuclear de Montalto di Castro. Paola Randi mira a las estrellas para hablar del amor, la pérdida y los recuerdos que se desvanecen y que nos gustaría conservar, mediante las bodas “estelares” (para turistas, organizadas por el excéntrico personaje de Clémence Poésy), los encuentros cercanos al estilo Spielberg y las fotografías de seres queridos que ya no están, utilizadas como receptores telefónicos. Además, da una pincelada de melancolía a esta película de extraterrestres loca, colorida y vital, donde los aliens están más cerca de nosotros de lo que pensamos.

La película, producida por Angelo y Matilde Barbagallo para BiBi Film y Rai Cinema, negociará su distribución hasta el mes de abril. Después de su presentación en Turín, Tito e gli alieni viajará a Tallín, Estonia, para participar en la sección oficial del Black Nights Film Festival. True Colours se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción por Carolina Benítez)

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