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BLACK NIGHTS 2017 Competición

Vacuum: el VIH en casa

por 

- Christine Repond regresa con un drama íntimo protagonizado por una gran Barbara Auer que un día descubre que es seropositiva

Vacuum: el VIH en casa
Barbara Auer en Vacuum

El estreno de Vacuum [+lee también:
tráiler
entrevista: Christine Repond
ficha de la película
]
, segundo largometraje de la suiza Christine Repond, ha tenido lugar en el marco de la competición oficial del festival de cine Black Nights de Tallin. La directora, nacida en Berna pero afincada en Múnich, regresa siete años después de Silver Forest (2010) y lo hace con un tema y un tono menos violentos y más intimistas.

La historia, coescrita con Silvia Wolkan, es relativamente sencilla: Meredith (Barbara Auer) es una abuela felizmente casada con André (Robert Hunger-Bühler) cuya vida da un vuelco dramático inesperado: en unos análisis de sangre rutinarios, descubre que es seropositiva; y la infección no puede haber provenido de otra persona que no sea su marido. Saberse portador del VIH, por mucho que en la actualidad pueda tratarse la infección, trastoca forzosamente la vida familiar: toca desvelar secretos indeseables; el matrimonio puede irse a pique, no solo por la desconfianza sino también por la manera en que altera la vida íntima; hay que informar a los hijos…

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Repond, que se inspiró libremente en el relato de una paciente de un médico amigo suyo, nos sumerge en el punto de vista de Meredith con una puesta en escena sobria y contenida (la banda sonora, por ejemplo, es prácticamente inexistente y, cuando aparece, es intradiegética) pero no por ello menos cercana e íntima. Así, la directora acerca mucho la cámara a sus personajes y la mueve en busca de la emoción que se trasluce de los rostros y los cuerpos de los actores, sin caer en el voyeurismo, el sentimentalismo ni la violencia. De hecho, la gran baza del film es que su compromiso por la honestidad y la verosimilitud resuelven los riesgos emprendidos (valga como ejemplo la escena de sexo explícito) como si fueran una forma de lo más natural de universalizar una historia doméstica.

Al contexto de la relación entre Meredith y André hay que añadir su carácter típicamente burgués. Esto sirve para acentuar sus estados psicológicos a través de paralelismos y metáforas: frente al rostro confuso y quebradizo de Meredith, oímos que André está ganando su partido de tenis; en el teatro, un bailarín danza con el cuerpo moribundo de su compañera; Meredith arranca un techo de la maqueta de trabajo de André, y barre las hojas muertas caídas en la piscina vacía… Aunque la película se apoya en líneas narrativas secundarias algo débiles (la celebración del aniversario, las terapias de grupo, los proyectos profesionales de André…), avanza lenta y segura hasta dejar bien planteados (sin resolver necesariamente) los dilemas que se intuyen en la situación de partida: cómo asumir una realidad en principio inconcebible; qué hacer cuando se nos desposee de nuestro pasado; cuándo son insostenibles las apariencias; cuándo es insostenible la verdad; qué continuidad familiar se sigue de la deslealtad; cómo perdonar cuando no hay olvido posible…

No cabe duda de que los siete años de maduración de Vacuum, producida por Dschoint Ventschr, le han servido a Repond para dar un diagnóstico tan comedido como meritorio de los estragos de una enfermedad que, por desgracia o por irresponsabilidad, aún está muy presente en nuestras sociedades.

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