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VARSOVIA 2017 Competición

The Confession: la rara modernez de ver a un cura haciendo de bueno

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- Lo nuevo del director de Mandarinas, el georgiano Zaza Urushadze, es una película cándida que padece un problema estructural que mina sus buenas intenciones

The Confession: la rara modernez de ver a un cura haciendo de bueno
Sophia Sebiskveradze y Dmitri Tatishvili en The Confession

El georgiano Zaza Urushadze, con cuya Mandarinas [+lee también:
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dio fama al cine de su país como pocas otras películas han conseguido, logrando hasta una nominación al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa en 2015, regresa con una nueva obra, The Confession [+lee también:
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, estrenada a escala mundial en la competición internacional del festival internacional de cine de Varsovia.

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Priest Giorgi (Dmitri Tatishvili, visto también este año en la triunfadora de Sarajevo, Scary Mother [+lee también:
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, obra de Ana Urushadze, hija de Zaza) es un antiguo estudiante de dirección de cine enviado a predicar en un remoto pueblo de montaña junto con su asistente Valiko (Joseph Khvedelidze, que se estrena en el largometraje). Giorgi siente la necesidad de reunir a la comunidad alrededor de la iglesia y su primer movimiento en ese sentido es proyectar películas para los lugareños. Se hacen con un antiguo almacén, instalan una pantalla y un proyector y empiezan a poner clásicos; la primera, Con faldas y a lo loco. Y les encanta; uno de los lugareños menciona que la profesora de música del pueblo, Lili (Sophia Sebiskveradze), se parece a Marilyn Monroe.

Y, en efecto, se parece, como constatan Giorgi y, sobre todo, Valiko al conocerla. Lili no tardará en ayudarlos en la iglesia y el sacerdote no tardará en sentir una atracción inaceptable para su posición. Junto con la subtrama relativa a un alumno de Lili, esto desembocará en un incidente inesperado y bastante oscuro.

Al igual que Mandarinas, The Confession es una película convencional, casi chapada a la antigua. En su mayor parte, es tan positiva como cándida a la hora de representar la vida en el pueblo y el papel de un sacerdote y de la iglesia (la religión rara vez se presenta como algo positivo). Giorgi ve su propósito en el pueblo, carente de cine y de Internet, como el de un educador: un papel que la iglesia ha desempeñado durante siglos y es necesario todavía hoy en muchas regiones remotas.

Las actuaciones son muy buenas; Khvedelidze encarna a un jovial Sancho Panza, escudero del profundo Don Quijote que es Tatishvili, mientras que Sebiskveradze brinda una interpretación equilibrada e intrigante en quien resultará ser el personaje más misterioso de la trama. La limpia fotografía de Giorgi Shvelidze presenta unos entornos naturales fabulosos y los contados primeros planos de Giorgi y Lili son bastante eficaces.

Sin embargo, hay un problema estructural. Cuando se ponen en marcha el mecanismo dramático clave y los elementos narrativos cruciales y el público espera el tercer acto, la película, simplemente, termina. No es que un tercer acto sea necesario en cualquier película, pero en este caso todo estaba construido para llegar hasta él, mediante una narrativa y unas dinámicas emocionales tradicionales; así que, cuando termina, nos quedamos como incompletos, con una sensación de anticlímax.

The Confession es una coproducción de la georgiana Cinema24 y la estonia Allfilm. Su agente de ventas internacionales es Picture Tree International.

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(Traducción del inglés)

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