07/08/2017 - LOCARNO 2017: La película del director suizo Samuel Chalard, presentada en la Semana Internacional de la Crítica, nos invita a descubrir una realidad que ha permanecido en la sombra

Aquí no hay glamour suficiente para atraer la atención de los que pretenden “hacer lo correcto”. La histórica favela de Vila Autódromo, en Río de Janeiro, se desmorona poco a poco bajo el peso de las excavadoras que la invaden, imperturbables, como soldados bien entrenados. Vila Autódromo se opone al lujoso proyecto de los Juegos Olímpicos de Río 2016 y Samuel Chalard refleja esta realidad injusta en Favela Olímpica [+lee también:
tráiler
ficha de la película], presentada en la Semana Internacional de la Crítica del Festival de Locarno.    

Lejos de la lógica periodística de someterse a la audiencia, el director suizo permanece inquebrantable en su retrato, permitiéndonos el lujo de explorar la realidad en lugar de mirarla por encima. En Favela Olímpica los protagonistas son presentados en toda su complejidad: seres humanos con una historia personal rica y una identidad colectiva que no puede desvincularse del lugar del que están siendo expulsados. Por fin se les da la oportunidad de contar su historia. A pesar de que la situación sea irreversible, los residentes pueden contar su versión y recuperar la dignidad.  

Favela Olímpica transmite un sentimiento de gran injusticia. Aunque el director permitió que opinasen otras partes implicadas, como el alcalde de Río Eduardo Paes o los arquitectos encargados de construir el inmenso Parque Olímpico, su falta de destreza para escuchar de manera cautelosa e imparcial hace que estas palabras sean ignoradas. Poco a poco Favela Olímpica se convierte en una película de espionaje interesante y cruel pero todos deseamos que termine bien. El largometraje de Samuel Chalard, que podría considerarse un documental, presenta una dramaturgia tan brillante y sutil que nos hace reflexionar sobre el poder de la realidad en sí misma, sobre la delgada línea que divide la narrativa documental y la ficción.  

La película de Chalard nos recuerda el poder de las palabras en cada entrevista o testimonio conflictivos, sobre todo el de los arquitectos responsables de la transformación del Parque Olímpico en escuelas municipales, algo que los espectadores desean que sea cierto antes de leer entre líneas. Sólo nos queda desear que las cosas mejoren mientras haya un hilo de esperanza enredado entre discursos que nos hacen dudar. La verdad, simple en su crueldad, resuena en un único lugar, Vila Autódromo, que atrae la mirada del director como un imán, centrándose en detalles pequeños pero importantes: la actividad diaria de un vecindario que se ha convertido en una comunidad y sus residentes en héroes anónimos. ¿Resistir o negociar? La clave es sobrevivir pero, ¿a qué precio? Estas son las preguntas formuladas por el polvo de las excavadoras en Vila Autódromo. “El polvo de la amistad”, como lo llama uno de los protagonistas. La única arma que detiene, ridiculiza y ensucia la postal de una metrópolis repleta de contradicciones.

Favela Olímpica fue producida por Frédéric Gonseth y distribuida por Outside the Box.

(Traducción del inglés por Carolina Benítez)