03/03/2017 - La ópera prima del director húngaro Isti Madarász, descubierta en competición en Fansporto, se sumerge en el suspense de un bucle temporal

Al igual que muchos otros jóvenes cineastas europeos que han crecido en una cultura cinematográfica que mezcla a los grandes autores y las películas de género (normalmente estadounidenses), y ansioso de realizar una síntesis personal que le ofrezca también un acceso más fácil, a priori, al mercado internacional, el húngaro Isti Madarász ha decidido inscribir su primer largometraje Loop [+lee también:
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ficha de la película] (Hurok), en el mundo de la ciencia ficción, particularmente en el fenómeno del bucle temporal que ya ha dado pie a numerosas películas como Código Fuente [+lee también:
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ficha de la película] de Duncan Jones, Al filo del mañana de Doug Liman, Volver a morir de Miguel Urrutia, The Infinite Man de Hugh Sullivan o incluso Plus One de Denis Illiadis, sin olvidarnos de la incomparable comedia Atrapado en el tiempo de Harold Ramis.

La estructura narrativa de este subgénero es bastante conocida: un personaje queda atrapado en un bucle temporal que se repite sin cesar, se da cuenta de lo que sucede e intenta descifrarlo para liberarse, lo que suele ocurrir tras una mejora de su estado de ánimo. Loop, descubierta esta semana en competición en el 37º Festival Fantasporto, sigue a rajatabla este hilo conductor y le añade una variación ligeramente familiar, la del desdoblamiento, y lo junta todo bajo la firma de un thriller y con el tráfico de una hormona de crecimiento que segrega la glándula pituitaria de los cadáveres del hospital como telón de fondo.

El guion, escrito por el director como si se tratara de un sofisticado juego de ajedrez, una maraña de combinaciones, de signos y de indicios que encajan hábilmente entre sí a ritmo acelerado, pisa a fondo: Adam (Dénes Száraz) y Anna (Dorina Martinovics) deben dirigirse a Helsinki ese mismo día y pasar por la frontera 200 ampollas con la hormona a cuenta de Dezso (Zsolt Anger), pero su plan es huir para iniciar una nueva vida. Sin embargo, un test positivo de embarazo se interpone, y tras una discusión, la joven va al hospital a hacerse un chequeo, donde trabaja el padre de Adam (Géza Hegedus D). Adam decide abandonar a Anna después de recuperar las ampollas que Dezso le entrega entre amenazas, esta vez dispuesto a no dejar pasar la oportunidad, y para ello graba un video de despedida, antes de darse cuenta de que los billetes del viaje han desaparecido. Se lanza a la búsqueda de Anna y la encuentra en medio de la calle, en pánico (“Te he visto morir”) y en posesión de una cinta de vídeo que, según ella, muestra el asesinato de Adam a manos de Dezso. Adam se niega a escucharla y entonces aparece el coche de Dezso y la atropella. Allí, renegando por segunda vez delante de los testigos del drama (“Es la primera vez que la veo”), Adam huye y va a buscar a su padre al hospital para pedirle prestado el coche y escapar de la ciudad, pero no tarda mucho en averiarse, cerca del lugar del accidente, donde recoge del suelo la cinta que Anna quería que viera. De regreso a casa, visualiza en la pantalla su propio asesinato, obra de Dezso. Adam queda atrapado en un bucle temporal por el que revivirá los sucesos una y otra vez, y al principio niega de nuevo su amor por Anna antes de desdoblarse, de darse cuenta de lo que ella significa para él, de intentar evitar que muera y también su propio asesinato, y de escapar de una vez por todas de Dezso.

Loop, una película con mucho ritmo, no se entretiene demasiado en la psicología de los personajes y en los matices de la interpretación, sino que teje a gran velocidad una sutil tela con las variaciones del bucle, un concepto lúdico orquestado con astucia por el guion y el montaje (Zoltán Kovács), todo envuelto en una atractiva puesta en escena que se beneficia del talento del director de fotografía András Nagy.

Producida por Café Film, Loop ha contado con el apoyo del Fondo de Cine Húngaro, que está a cargo de las ventas internacionales.

(Traducción del francés)